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Pregunta del día

noviembre 04

¿Cómo puedo ser libre del hábito de fumar?

Intentar controlar la carne no es algo que puedes hacer por tus propios medios. El apóstol Pablo, escribió acerca de sus frustraciones: «Amo la ley de Dios con todo mi corazón,  pero hay otro poder dentro de mí que está en guerra con mi mente. Ese poder me esclaviza al pecado que todavía está dentro de mí» (Romanos 7:22-23, NTV). Ten por seguro de que Jesús entiende las presiones que estás enfrentando, y Él desea ayudarte. Hebreos 4:15, dice: «Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo él nunca pecó» (NTV).

Pero no te desanimes por eso, pues Pablo ¡encontró la respuesta! En Romanos 8:1-2 dice: «Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús; y porque ustedes pertenecen a él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte». Con la ayuda de Dios, podemos seguir al Espíritu, y ¡no a los deseos de nuestra carne!

Como cristianos, somos un espíritu nacido de nuevo, tenemos un alma (mente, voluntad y emociones) y vivimos en un cuerpo. Nuestro ser espiritual siempre es fuerte. Los problemas comienzan cuando le permitimos a nuestra mente (nuestra alma) darle cabida a los pensamientos pecaminosos, y cuando permanecemos en esa postura. Cuando caemos en estas incidencias, nuestros deseos carnales le abren paso al pecado. Por tanto, evita situaciones que te tienten a fumar. Siempre que te sea posible, sólo aléjate de la situaciones, de los lugares y de las personas que te tientan a fumar. ¡No le des a Satanás ninguna munición para que use en tu contra!

Después, llena tu mente con la Palabra de Dios. Hazlo a diario. Descubrirás que a medida que tu mente se limpia con la Palabra de Dios, los pensamientos destructivos y las ansias por la nicotina, serán más fáciles de resistir. No olvides que no estás peleando solo. La gracia de Dios está a tu disposición para ayudarte. Cuando te sientas tentado, pídele al Señor Su ayuda.

Si pecas, no te alejes de Dios, ve a Él. Puedes arrepentirte declarando una oración como la siguiente: Padre, he pecado contra ti y ahora mismo elijo alejarme de ese pecado y dejarlo atrás. Recibo la limpieza de todo pecado por medio de la sangre de Jesús. Y ahora mismo, recibo Tu poder para llevar una vida de santidad. ¡En el nombre de Jesús, amén! Puedes estar seguro de que la sangre de Jesús ¡jamás perderá su poder para limpiarte!