Cuando alguien ora por una persona, la sanidad puede manifestarse de manera inmediata, o después de un largo tiempo. La mayoría de veces la sanidad ya empezó a suceder, sin embargo, la evidencia física tarda en llegar. Pero en cualquiera de los casos, la persona debe confesar palabras llenas de fe –la Palabra del Señor, y no sus propias palabras-. Cuando se permanece firme en esa Palabra, aferrándose con fe; la Palabra de Dios dará resultados. No importa si aún no se evidencia el cambio físico, pues ése no es el factor determinante. Más bien, lo que cuenta es cuánto conocemos la Palabra de Dios, y cómo la estamos poniendo en práctica en nuestra vida.
Es importante recordar que la razón por la que alguien más no recibió su sanidad, es algo que debe quedarse entre Dios y esa persona, pues no nos incumbe.
¿Durante cuánto tiempo deberíamos confesar esas palabras llenas de fe, y creer que la sanidad está sucediendo? Debemos declarar esas palabras hasta que la sanidad esté completa, y la Palabra del Señor haya sido ejecutada (1 Pedro 2:24; Efesios 6:13-17; Romanos 4:17). Después de recibir la sanidad, debemos seguir confesando esas palabras para permanecer bien.