“¿Quién es este Rey de gloria? El SEÑOR, fuerte y poderoso; el SEÑOR, invencible en batalla. ¡Abran, portones antiguos! ¡Ábranse, puertas eternas, y dejen que entre el Rey de gloria! ¿Quién es el Rey de gloria? ¡El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—él es el Rey de gloria!”
—Salmo 24:8-10
En Pascua, los niños se visten con ropa de colores brillantes. Se organizan búsquedas de huevos por toda la ciudad. Los conejos de Pascua aparecen en los centros comerciales para tomarse fotos con los más pequeños.
¿Pero de verdad se trata de eso esta festividad? Para nada.
El día que muchos celebran como Pascua es en realidad el Domingo de Resurrección. Es un tiempo para recordar no solo el sacrificio que Jesús hizo el Viernes Santo, sino también para celebrar que venció al pecado y a la muerte tres días después.
¡Ese día, Jesús resucitó! Pagó el precio por todos los pecados de la humanidad en la cruz. El enemigo pensó que había derrotado el plan de Dios, pero el Domingo de Resurrección demostró cuán equivocado estaba.
Ese día, no solo Jesús se levantó del sepulcro, sino que también posicionó al pueblo de Dios para estar sentado con Él en los lugares celestiales (Efesios 2:6). ¡Lo hizo por ti! Todo fue parte del plan divino de Dios.
En el Reino de Dios, hay leyes que lo gobiernan. Son los principios sobre los cuales opera el cielo. Cuando el pueblo de Dios se alinea con esos principios, puede participar de todas las bendiciones de Dios. Sin embargo, muchas veces las personas no se dan cuenta de que están oponiéndose a Dios y a Sus caminos, ya sea porque no saben lo que dice Su Palabra o porque no la entienden.
Cuando te tomas el tiempo para leer y estudiar la Palabra de Dios y la aplicas a tu vida, te estás posicionando para recibir la bondad de Dios. Estás caminando en un lugar donde Su misericordia puede alcanzarte.
Recuerda que en el Día 1 aprendiste que Dios no impone Su voluntad sobre nadie. Cada persona debe darle a Dios una puerta abierta para que Él actúe en su vida.
Si no estás abriendo una puerta para Dios, muchas veces, sin saberlo, estás abriendo una puerta al diablo.
Él busca cualquier puerta abierta para invadir y abrumar la vida de una persona (1 Pedro 5:8).
¿No es eso lo que ocurre con la adicción? Nadie comienza en la adicción con el deseo de permitir que algo—las drogas, el alcohol, la pornografía, la lujuria, el exceso de trabajo o cualquier otra cosa—destruya su vida. En algún momento, abrieron la puerta a esa adicción. Una vez que entra, comienza la destrucción del enemigo.
Jesús dijo en Juan 10:10 que el propósito del enemigo “es robar, matar y destruir. Mi propósito es darles una vida plena y abundante.”
Obedecer los principios de Dios, respetar Su Palabra y recibir Su bondad siempre conduce a una “vida plena y abundante.”
En este momento, mientras celebras este Domingo de Resurrección y la vida maravillosa que Jesús te proveyó, tómate un tiempo para recibir la Santa Cena.
Te enviamos por correo el pequeño libro Cómo Recibir la Comunión para ayudarte a comprender mejor cómo aprovechar esta práctica sagrada. Consulta la página 9 del libro para ver la lista de pasos a seguir.
Deja que este tiempo de Comunión sea un punto de conexión entre tú y Dios al recibir Su bondad y cada uno de los beneficios de la salvación que Jesús te dio.
¡Feliz Domingo de Resurrección!
Oración
Padre, te agradezco por todo lo que me provees a través de Tu Hijo, Jesús. Celebro Su Resurrección…