fbpx

Pregunta del día

marzo 31

¿Cómo puedo perdonar a alguien que me hizo daño, a pesar que aún tengo sentimientos negativos hacia esa persona?

Pocas son las cosas que son difíciles de manejar como cuando alguien te ha hecho daño. Y cuando eso sucede, la mayoría de nosotros no está preparado. La buena noticia es que ¡por medio del poder del Espíritu Santo podemos tomar la decisión de vivir en amor con esa persona que nos ofendió! (Efesios 4:32).

A continuación te dejamos un extracto de Una Palabra de Dios puede cambiar tus relaciones en el cual Kenneth Copeland nos enseña cómo manejar ese tipo de situaciones.

Espiritualmente, la falta de perdón es muy peligrosa. Tu espíritu se debilitará y tus oraciones serán ineficaces. Ésta reducirá la efectividad de tu fe y ya no tendrás las fuerzas suficientes para mover las madrigueras en tu vida —muchos menos las montañas—.

Jesús finalizó una de Sus enseñanzas más poderosas sobre la fe con las siguientes palabras: «Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus ofensas» (Marcos 11:25, RVC). Él no dijo: “Cuando estéis orando, si puedes trata de perdonar”.  Él simplemente afirmó: «Perdónenlo». Y punto.

Jesús no sugirió que perdonáramos. Hizo de éste un mandamiento. Y sería injusto de Su parte ordenarnos algo que nosotros no pudiéramos llevar a cabo. Por tanto, sabemos que se encuentra dentro de nuestra habilidad obedecer Su mandamiento de perdonar —sin importar las circunstancias—.

La mayoría de las personas no se dan cuenta de ello, pero la falta de perdón es hasta cierto punto temor. Muchas veces no perdonamos porque sentimos temor de ser lastimados una vez más. Nos asusta pensar que jamás nos recuperáremos del daño que alguien nos haya ocasionado.

Puede ser que ahora mismo te sientas de esa manera. Pero la verdad es que tú puedes confiar en que Dios suplirá todas tus necesidades de acuerdo con Sus riquezas en gloria mediante Cristo Jesús (Filipenses 4:19). Permite que el conocimiento del misericordioso y protector amor de Dios eche fuera todos tus temores (1 Juan 4:18).

Luego, perdona por fe, no por sentimientos. Hazlo de la misma manera en que recibirías la sanidad o cualquier otra cosa por fe.

Primero, toma la decisión de calidad de actuar conforme a la Palabra de Dios.

Segundo, confiesa y actúa de acuerdo con esa decisión. Evita declarar algo negativo con respecto a la persona que te hirió. Rehúsate a repetir en tu mente o con tu boca el daño que te han hayan causado. En lugar de ello, busca oportunidades para bendecirlos, tanto con tus palabras como con tus hechos.

Finalmente, no te dejes llevar por lo que sientes. El perdón no es una emoción —es un acto de tu voluntad—. Cuando tu voluntad se alinea a la voluntad de Dios, ¡las mejores bendiciones serán tuyas!