Pecado es el deseo que se concibe en el alma del ser humano, el cual lo conduce a hacer o cumplir sus propios deseos, alejándolo de Dios. En Santiago 1:14-15, leemos: «…cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos. El fruto de estos malos deseos, una vez concebidos, es el pecado; y el fruto del pecado, una vez cometido, es la muerte».
Al principio, pecamos cuando de manera equivocada deseamos algo que proviene de la avaricia, de la envidia, del orgullo, o de la ira. Ese tipo de deseos crea una intranquilidad en nosotros, hasta lograr que nuestro intenso anhelo por obtenerlo, provoque que nuestra mente encuentre una manera de adquirir lo que deseamos. Hasta que finalmente, tomamos la decisión con nuestra propia voluntad de hacerlo.
Tenemos que atentar contra nuestra conciencia para pecar, y cuando lo hacemos, no podemos actuar en fe. En Romanos 14:23, dice que: «…todo lo que no proviene de fe, es pecado».