«Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior
se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día…
no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues
las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas»
(2 Corintios 4:16, 18).
Por años, he enseñado que es absolutamente vital para nosotros invertir tiempo a diario en la PALABRA y tener comunión con el SEÑOR. Siempre lo repito una y otra vez. Si las personas se cansan de escucharlo, no me importa. Soy como Pedro, quien afirmó: “Todo el tiempo trato de recordarles estas cosas, aunque yo sé que ya las saben…” (2 Pedro 1:12, AMP).
Hoy en día, creo que apegarnos al SEÑOR es mucho más importante que antes. Pues a medida que este mundo se llena de tinieblas, más rodeados estamos del temor y de las malas noticias. Los medios de comunicación se aseguran de que nos enteremos de cada tragedia, de cada altibajo en la economía, y de cualquier circunstancia que pueda amenazarnos. Entrevistan a personas que han sido víctimas de algo, o que han perdido sus empleos, o aquellos que han tenido un trauma en algún aspecto de su vida. No obstante, pocas veces le dedican el tiempo suficiente a los reportajes acerca de personas que han vencido la tragedia, o que hayan recibido nuevos y mejores empleos, o a quienes salieron de algún problema de forma milagrosa.
Y debido al desarrollo de los medios de comunicación por satélite y cable, ahora tenemos la oportunidad de ver las malas noticias las 24 horas del día. (¡Qué gran avance!) Usted puede ver las malas noticias una y otra vez. Y si las ve, antes de darse cuenta, desviará su corazón de Dios, y pensará: Tengo miedo de quedarme sin trabajo. Siento temor al pensar que no tendré el dinero suficiente para mi jubilación. Tengo miedo de que toda la problemática que está afectando al mundo entero, muy pronto afecte mi hogar.
Por esa razón, si desea permanecer firme en su fe con respecto al amor de Dios, y en que Él fielmente cuidará de usted; necesita tener una dieta constante y balanceada de Su PALABRA, y renovar su ser interior de forma continua, a través de la comunión con Él en el espíritu día tras día.
Propóngase invertir tiempo para enfocarse, no en las cosas que se ven; sino en las verdades invisibles de Dios. Y recuerde que todas las malas noticias que informen los medios de comunicación, son sólo temporales, pues mañana algo diferente pasará. Como un ministro dijo: “¡Los periódicos son tan inestables que tienen que publicarlos a diario!”.
No obstante, la verdad de Dios es eterna. Sus Escrituras contienen la misma enseñanza, lo mismo todos los días; pues Dios nunca cambia. Él seguirá amándolo, brindándole toda buena dádiva y todo don perfecto, ya que en Él: «…no hay mudanza, ni sombra de variación» (Santiago 1:17). Dios lo ama, y cuida de usted ahora y siempre.