«Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.»
(Filipenses 2:3)
¿Sabía que vivir en amor es bueno para su salud? ¡Sí, así es! Incluso investigaciones médicas lo han confirmado.
Los investigadores descubrieron que existen dos tipos de estrés. El primero es el que se experimenta cuando se está trabajando arduamente para alcanzar algo, presionándose para alcanzar una meta. Ellos descubrieron que este tipo de estrés es natural y bueno, no hace ningún daño.
Sin embargo, el segundo tipo de estrés, tiene un efecto negativo que es físicamente peligroso. Éste lo causa la hostilidad o el enojo hacia los demás.
Cuando usted piensa en hostilidad, quizá piense en el tipo de enojo que siente cuando enfrenta algo muy serio, pero de acuerdo a estudios médicos, ese tipo de situaciones no son las que en realidad nos causan problemas. Son las cosas pequeñas. Por ejemplo, es el enojo que usted siente cuando una lavadora daña su prenda favorita de vestir. O cuando el mesero en el restaurante le pone salsa a su puré de papa, después de que usted específicamente le pidió que no lo hiciera.
En pocas palabras, han descubierto lo que Dios nos ha estado diciendo todo el tiempo. Al ocurrir este tipo de cosas necesitamos perdonar de inmediato a la persona responsable, libérelo de la ofensa, no se quede con ésta. Necesitamos resistir nuestro deseo egoísta natural de expresarle a esa persona lo que pensamos, y tratarlos amablemente. En otras palabras, necesitamos vivir en amor.
Imagine los beneficios que se obtienen al vivir de esa manera. ¿Qué le pasaría a las úlceras estomacales y a los dolores de cabeza ocasionados por la tensión si nunca le prestáramos atención a estos males recibidos? ¿Cuánto estrés evitaríamos si fuéramos prontos para perdonar? Es claro que no fuimos diseñados para que la hostilidad fluyera a través de nosotros, pues fuimos creados para vivir en amor.
Al vivir en amor, no sólo seremos más saludables sino también más felices. Es imposible que una persona egoísta sea feliz; pues siempre están alterados por algo malo que alguien les hizo… o por alguna circunstancia que no funcionó de la manera en que hubieran querido… o por todo lo que tengan que hacer.
Cuando vivimos de una manera egoísta, somos miserables; ya que no fuimos diseñados para vivir de esa forma. Dios nos creó para que pensemos más en cómo agradarle a Él, y cómo servirles a otros y no en cómo agradarnos a nosotros mismos. Mientras más lo hagamos, más difícil será para el diablo hacernos enojar.
Analícelo. Disfrutar una vida de amor es bueno para nuestra salud y para nuestra felicidad. ¿Acaso no es sabio Dios? Todo lo que Él nos instruye a realizar es por nuestro propio bien. Si somos sabios, le obedeceremos y ¡experimentaremos la mejor clase de vida que Él nos puede dar!