«Pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios
se ha perfeccionado…»
(1 Juan 2:5).
Muchas personas, incluyendo a los creyentes, piensan que amar significa tener buenos sentimientos hacia las personas. Creen que el amor es algo meramente emocional. Sin embargo, el amor no es un sentimiento, y los sentimientos no son evidencia del amor. El amor es una Persona, y la acción es la evidencia.
Dios es amor (1 Juan 4:8). Por consiguiente, cuando actuamos por amor, nuestra motivación no son los sentimientos; sino Dios. ¿A qué nos motiva el SEÑOR? A obedecer Su Palabra, pues quien guarda la Palabra; en él se perfeccionan el amor de Dios.
¿Qué relación tiene guardar la PALABRA con vivir en amor? Medite en esa pregunta por un momento. La PALABRA es Dios mismo. Y debido a que Dios es amor, todo lo que se encuentra en la PALABRA nos guía hacia el amor. Por tanto, si deseamos vivir en amor, debemos actuar conforme a la PALABRA. Es necesario que realicemos todo lo que ahí se establece.
Si seguimos esa sencilla instrucción, y ponemos la PALABRA en primer lugar; podremos atravesaren victoria las situaciones más complicadas y desafiantes. Podremos vencer cada estrategia del diablo, pues el amor nunca falla. Y no falla, porque Dios es amor, y Él nunca falla.
Ame a las personas de manera incondicional actuando conforme a la PALABRA de Dios, y verá milagros manifestándose a su alrededor. No sólo verá a otras personas siendo BENDECIDAS, sino también se verá a sí mismo viviendo en la más grande BENDICIÓN que haya experimentado.
Vivir en amor al obedecer la Palabra, hará que sus finanzas aumenten. Un amigo experimentó ese principio hace años. Él se introdujo al mundo de los negocios de la radio y la televisión. Él deseaba comprarle una estación a un hombre judío, y le dijo: «En la PALABRA de Dios se afirma que si yo lo bendigo, Dios me BENDECIRÁ. Por tanto, me encargaré de que reciba la mejor parte de este trato». La mayoría de personas sentiría temor de decir tal cosa. Pues, les daría miedo que se aprovecharan de ellos.
Sin embargo, ese negocio resultó ser excepcionalmente lucrativo para ambos. Mi amigo fue de gran testimonio para su amigo judío, y ahora juntos predican el evangelio de Jesucristo en la radio. Cuando el amor gobierna, la prosperidad fluye.
Comprométase a vivir conforme al amor de Dios hoy, obedeciendo la PALABRA sin importar qué suceda. Después, observe a Dios convertir el fracaso en éxito una y otra vez. En su hogar, en su trabajo y en cualquier situación, podrá comprobar por usted mismo que ¡el amor nunca falla!