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Devocional: Crezcamos de Fe en Fe

No hay razones para dudar

Gloria Copeland
«Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.»
(Hechos 14:8-10)

No hay nada en la PALABRA de Dios, en especial en el Nuevo Testamento, que nos haga dudar del amor de Dios. No existe ningún incidente registrado en la Biblia, donde Jesús se haya negado a dar lo que le pidieran. Cuando el leproso le preguntó: “¿Si deseas, puedes limpiarme?”. Jesús le respondió sin titubear: “Sí quiero, sé limpio”. Cuando el ciego Bartimeo le expresó: “Quiero recobrar la vista”, Jesús le respondió de inmediato: “Ve, tu fe te ha sanado”.

Entonces, ¿por qué a menudo dudamos del amor de Dios y de Su disposición para suplir nuestras necesidades? Eso sucede porque escuchamos historias, acerca de personas que le pidieron algo a Dios y no lo recibieron. Hemos escuchado la historia de la hermana súper santa, esa dulce mujer de la iglesia, que le pidió su sanidad al Señor… y que falleció. Suponiendo que esa fuera toda la historia, pensamos: “Bueno, si Dios no respondió su oración, tampoco va responder la mía, pues sólo soy la mitad de bueno que ella”.

Si usted se ha sentido tentado a pensar así, primero recuerde que Dios no va responder su oración porque usted sea bueno, sino porque Él es bueno. Segundo, no suponga que esta santa mujer murió porque Dios no le envió su sanidad; pues yo le garantizo que Él sí lo hizo. Dios envió la sanidad al mismo tiempo que envió el nuevo nacimiento, hace 2,000 años cuando Jesús fue al Calvario. El problema no radica en que Dios envíe la sanidad, sino en que los santos la reciban. No es nuestro trabajo determinar cuál es el problema. Sin embargo, sabemos que había un problema, ya que Jesús sanaba a todos los que se lo pedían —y en la Biblia se nos enseña que Él nunca cambia—.

Un ministro al que respeto mucho, me comentó que en una oportunidad estaba orando por un creyente que estaba enfermo. Mientras oraba, sus ojos fueron abiertos y vio a Jesús en la habitación. Cuando Jesús se aproximó, para imponer Sus manos sobre la cabeza del que estaba enfermo, se hizo para atrás y dijo: «No puedo recibir. Soy demasiado indigno. Jesús es tan maravilloso y yo tan malo. No soy digno».

Este ministro me dijo que Jesús vio a esa persona con lágrimas en sus ojos, y expresó: ¿Te diste cuenta? Él no me deja sanarlo.

Recuerde esa historia la próxima vez que alguien le diga que Dios no suplió sus necesidades. También recuerde que Dios siempre es amor y siempre es un dador. Lo único que el SEÑOR necesita es a alguien que se acerque ante Él en fe, y que esté dispuesto y listo para recibir.

Acerca de:Gloria Copeland

Gloria Copeland

Gloria Copeland es una autora destacada y ministra del evangelio, cuya misión de enseñanza es conocida a nivel mundial. Los creyentes de todas partes del planeta la conocen por medio de distintas Conferencias de Creyentes y Campañas de Victoria, artículos de revistas, discos compactos y videos de enseñanzas, y a través del programa televisivo La Voz de Victoria del Creyente. Ella es anfitriona del programa junto a su esposo Kenneth Copeland. Gloria es conocida también por La Escuela de Sanidad, la cual inició en 1979 en las reuniones de KCM, enseñando así la Palabra de Dios a millones de personas y compartiendo las claves de una vida
cristiana victoriosa.
Gloria Copeland ha escrito muchos libros, entre los cuales se encuentran: La voluntad de Dios para usted, La voluntad de Dios es la prosperidad, Walk With God, Hidden Treasures y To Know Him. Ella y su esposo han sido coautores de diversos materiales entre los que figuran: Healing Promises, En búsqueda de Su presencia, Promesas para la familia, y el devocional diario best seller Crezcamos de fe en fe: Una guía diaria para la victoria.
Gloria tiene un doctorado honorífico de la universidad Oral Roberts. En 1994 recibió la distinción de Mujer cristiana del año, un reconocimiento que se otorga a mujeres cuyo ejemplo de liderazgo cristiano es excepcional.  También es cofundadora y vicepresidenta de los Ministerios Kenneth Copeland de
Fort Worth, Texas.