«Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándonos a vosotros mismos.»
(Santiago 1:22)
Uno de los enemigos más grandes de la fe es el asentimiento mental. Las personas que viven bajo esta actitud, leen la Palabra y piensan que creen en ella; pero al venir la presión no actúan conforme a ésta.
Los asentidores mentales expresan: “Yo creo todo lo que está escrito en la Biblia, creo que soy sano por la llaga de Jesús porque ésta lo afirma”. No obstante, cuando la enfermedad ataca su cuerpo, dejan de confesar: Por Sus llagas fui sanado, y empiezan a declarar: “Estoy enfermo”.
La fe verdadera cree lo que establece la Palabra, incluso cuando su vista y sus sentimientos le manifiesten algo diferente. A la fe no le importa qué síntomas tenga, ni cómo se vean las circunstancias; ésta no titubea por lo que indique el banquero, el doctor, el abogado o el cobrador.
La fe en la Palabra de Dios cambiará los síntomas, la situación financiera con el banco y proveerá el dinero para que pueda pagar las cuentas. La fe convertirá cada derrota en victoria. ¡Ésta es la fórmula de Dios para el éxito!
Es importante que le dé a la fe una oportunidad de actuar. Por tanto, mantenga la Palabra en su boca, y medítela en su corazón, guárdela y viva conforme a todo lo que está escrito en ella; y sólo de esa manera, hará prosperar su camino, realizará negocios de una manera sabia y tendrá buen éxito (Josué 1:8).
Decida hoy declarar en su corazón la Palabra de Dios, y no hable nada que sea contrario a ésta. No sea un asentidor mental, sino una persona de fe. ¡Sea un hacedor de la Palabra!