«Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres…»
(1 Corintios 13:13)
Sólo desear no consigue nada en el reino de Dios. Pero la esperanza sí, ¡especialmente cuando la une con la fe y el amor!
La esperanza es uno de los tres elementos más poderosos del universo. Y una de las tres sustancias eternas y vivas que ponen en funcionamiento todo el reino de Dios. Predico mucho acerca de la fe, les enseño constantemente a los creyentes que sin fe, no pueden obtener nada del Reino. Sin embargo, permítame aclararle algo. La fe tampoco puede alcanzar nada sin la esperanza —¡ardiente anhelo!—.
En Hebreos 11:1, se nos explica: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera…». En términos naturales se puede decir que la fe es el material de construcción y la esperanza es el plano a seguir. Es importante que posea esperanza antes que fe, a fin de poder comenzar a construir cualquier cosa en su vida.
Por ejemplo, si alguien que padece cáncer de hígado me dijera: “Espero ser por completo sano de mi hígado”. Yo talvez le preguntaría: “¿Por qué cree eso, si el doctor afirmó que su condición es incurable?”.
Si esa persona poseyera la esperanza bíblica, confesaría: “Sanaré de mi hígado porque la Palabra de Dios afirma que toda enfermedad y dolencia están bajo la maldición de la ley; y además, Gálatas 3:13 asegura que Jesús me redimió de la maldición de la ley, haciéndose maldición por mí. Por tanto, Jesús ya me redimió de la maldición de la enfermedad de mi hígado. Por esa razón, espero ser por completo liberado de ésta”.
Cuando en su interior, usted visualiza claramente esta imagen basada en la Palabra, posee la verdadera esperanza bíblica —la cual es un requisito para cualquiera que desee vivir por fe—.
Active la esperanza a su favor hoy… y acompáñela de fe y amor. Pues así, ¡los tres elementos más poderosos del universo obrarán a su favor!