«Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló
en público al exhibirlos en su desfile triunfal»
(Colosenses 2:15).
“¿Por qué les suceden cosas malas a las personas buenas?”. Al parecer, cada vez que sucede una tragedia, las personas empiezan a hacer esa pregunta. Actúan como si fuera un profundo misterio indescifrable. Pero es una pregunta con una simple respuesta.
Las cosas malas pasan por el diablo. El enemigo es malo y cruel, viene a robar, a matar y a destruir. Llega con las personas buenas y malas, y trae maldad a cualquiera que se lo permita.
Quizá alguien pregunte: “Pero si Dios es amor, ¿Por qué no hace nada al respecto?”.
Él ya lo hizo. Envió a Jesús a la Tierra a pelear a nuestro favor en contra del diablo, vino a desarmarlo y lo anuló (Hebreos 2:14). Y a través de Su muerte, Su entierro y Su resurrección, fue como Jesús lo consiguió. Él derrotó al diablo en su propio terreno, lo despojó de todos sus derechos y de su autoridad en la Tierra. Y canceló toda demanda legal, pagando el precio del pecado para que no tuviera más poder sobre ninguna persona que reciba a Jesús como su SEÑOR.
¿Entonces por qué continúa el diablo causándole tantos problemas a los creyentes? Es porque él no respeta las leyes. Piense en esto en términos naturales, y podrá entenderlo con facilidad. En nuestro país, tenemos leyes en contra de los asesinos, de los narcotraficantes y de los ladrones. Pero si la ley no se cumple, los criminales continuarán haciendo fechorías, ¿no cree? Harán cualquier cosa corrupta para que puedan salirse con la suya.
El diablo actúa de la misma forma. Es un asesino, un ladrón y toma lo que no le pertenece. Entonces, aunque él no tenga el derecho legal de hacerle cosas malas a las buenas personas, las realizará si nosotros se lo permitimos. Robará nuestra autoridad y la usará en nuestra contra con las palabras de nuestra boca. Nos presionará a decir cosas que legalmente le abrirán la puerta a sus destructivos planes.
Aunque Dios nos ama profundamente y pagó un alto precio para asegurar nuestra libertad, si no conseguimos que Su PALABRA se cumpla en nuestra vida, Satanás continuará dominándonos. Pondrá enfermedades en nosotros sino hacemos que se cumpla la PALABRA referente a la sanidad. Pondrá pobreza en nuestra vida si no hacemos que se cumpla la PALABRA de Dios referente a la prosperidad.
Simplemente no podemos sentarnos y esperar que Dios haga algo con el diablo. Eso no es bíblico. Porque en la Biblia leemos que Dios ya cumplió Su parte. Lo que pase después depende de nosotros. Podemos continuar permitiendo que el diablo opere de forma ilegal en nuestra vida, o podemos llevar a cabo lo que se nos enseña en la Biblia y resistirlo. Podemos echarlo de nuestra vida con la PALABRA de Dios. Y ver como se va con las manos vacías.