«Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro»
(Romanos 8:38-39).
Algunas personas creen que Dios los ama y quiere protegerlos, sin embargo, permiten que las amenazas del diablo aparten su confianza del SEÑOR. Se asustan demasiado cuando el enemigo les habla por medio de pensamientos y circunstancias negativas, diciéndoles: “Arruinaré tus finanzas, me robaré a tus hijos, y te mataré”. Permiten que el diablo les venda la idea de que él es tan grande y fuerte que los puede separar del amor de Dios.
Pero en la Biblia se nos enseña, de forma clara, que el diablo no puede lograrlo. Lo único que puede hacer, es llegar como un vendedor y ofrecer su producto para ver si lo compramos o no. Si lo aceptamos, él puede robarnos LA BENDICIÓN, pero si no lo compramos; no podrá hacer nada.
Él no tiene la autoridad, pues toda la autoridad en el cielo y en la Tierra, se le ha dado a Jesús; y a usted se le ha dado Su Nombre. Eso quiere decir que el diablo no tiene ningún derecho de pasar por encima de usted. Tiene que obtener su permiso —para presionarlo o para engañarlo—, pero no se lo dé. En lugar de eso, haga lo que se enseña en 1 Pedro 5:9. Resístalo afirmándose en la fe.
¿Por qué lo tenemos que resistir con firmeza? Porque el diablo es persistente, y seguirá fastidiándolo; por esa razón, tiene que resistirlo. Cuando lo ataque con dudas y temores, usted debe continuar respondiéndole con la PALABRA de Dios, 14,000 veces al día si es necesario. Manténgase confesando lo que Jesús dijo: «…escrito está».
Si usted lo hace, al final el diablo se asustará y huirá. Es verdad, cuando usted lo confronta con la PALABRA y en el nombre de Jesús, el diablo tiene que huir de su presencia. Por supuesto, las probabilidades de que usted enfrente al diablo en persona son pocas, pues el enemigo no es omnipresente. Sólo existe un diablo y puede estar en un sólo lugar a la vez, por eso tiene muchos demonios de bajo nivel trabajando para él. Ésos son los enanos que él le envía para atacarlo.
¡Analícelo! Usted ha nacido de nuevo, está lleno del Espíritu Santo, es hijo del Dios todopoderoso, y se le ha dado el poder del Nombre de Jesús y Su autoridad. ¿No cree que sería ridículo dejar que un insignificante demonio lo intimide? ¿No sería insensato permitir que él lo convenza de creer que Dios no puede librarlo ni protegerlo?
Seguro que sí. Ningún demonio en el mundo es tan grande como aparenta. Recuérdeselo la próxima vez que lo esté amenazando para hacerle algo. Dígale: Escrito está diablo, nada me puede separar del amor de Dios y de la palabra, nada; ¡ni siquiera tú!