«Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisarás; hollarás al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación»
(Salmo 91:9-16).
A menudo pensamos que el Salmo 91, describe la protección divina que les pertenece a quienes tienen fe en Dios. Sin embargo, también es la descripción de protección para quienes viven en amor. Debido a que Dios es amor, aquel que habita en Él, habita en el amor. Por tanto, esta persona ha depositado su amor en Dios y vive amando a los demás (1 Juan 5:1).
Dios le promete un plan absoluto de protección a prueba de fallos a quienes habiten en el amor. Aprendí acerca de la tecnología a prueba de fallos en mi entrenamiento como piloto. Por ejemplo, un avión de propulsión, el cual yo estaba calificado para volar, contaba con un mecanismo a prueba de fallos; construido dentro de su sistema de combustible. Dicho sistema, estaba diseñado para dejar abierta la válvula que enviaba el combustible a las diferentes partes del motor del avión, si ésta fallaba y no permitía que se cerrará. El sistema garantizaba que el avión no se quedaría, a 40,000 pies de altura, sin combustible en el motor.
El sistema no garantizaba que la válvula no fallaría, pero si fallaba; se aseguraba de que el fallo no fuera fatal. Aun si algo salía mal, usted estaría protegido.
Para nosotros el amor de Dios funciona de la misma forma. Éste nos protegerá de nuestros errores y fracasos. Nos brindará la perfecta protección, a pesar de que nosotros no somos perfectos.
Cuando atravesamos situaciones en las que no sabemos qué hacer, si decidimos seguir el camino del amor, estaremos bien. Cuando el peligro esté acechando a nuestro alrededor y las circunstancias nos agobien, si confiamos en que Dios nos ama y amamos a los demás, podremos descansar con la seguridad de que todo saldrá bien.
Cuando vivimos en amor, los ángeles nos acompañan y el diablo permanece bajo nuestros pies. Aún cuando el mundo tiemble, y todas las garantías de protección del mundo natural estén desapareciendo; el amor será un refugio que jamás fallará.