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Devocional: Crezcamos de Fe en Fe

Dios honra la sangre

Kenneth Copeland
«¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?»
(Hebreos 9:14)

Las personas que han nacido de nuevo cometen errores. Es decir, que muchas veces le fallan a Dios. Esto no significa que los creyentes busquen la manera de pecar y quedar impunes. Al contrario, su deseo es  erradicar el pecado de sus vidas y crecer en la justicia de Dios.

Por esa razón, es muy importante comprender que la Biblia no es un libro religioso, sino la copia de un pacto —una promesa inquebrantable—, la cual fue sellada con sangre.

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento fueron ratificados con sangre para beneficio de ciertas personas. Pero existe una gran diferencia entre ellos.

El Antiguo pacto, registrado en Génesis, se estableció entre Abraham y Dios y fue sellado con sangre de animales. Dios le ordenó a Abraham que matara animales específicos y que los preparara de cierta manera. Cuando Dios caminó en la sangre y pasó entre los animales, Abraham se convenció de que Dios se tomaba en serio el cumplimiento de Su promesa para él y su simiente.

Después, bajo la ley del Antiguo Testamento, un sacerdote y un ministro fueron instituidos, a fin de continuar con este tipo de sacrificio. En Gálatas 3, leemos que esto se llevaba a cabo por la transgresión del ser humano —quien rompía de continuo el pacto—. 

A causa de ese pacto, Jesús vino y estableció uno nuevo. Él es llamado el Cordero de Dios, pues fue el último sacrificio que se dio basado en ese primer pacto. Cuando Su sangre sin pecado fue derramada, borró el pecado para siempre. Bajo el Antiguo Pacto, la sangre de los animales sólo podía “expiar” los pecados; es decir, cubrirlos. Pero la sangre del Cordero de Dios los eliminó.

Cuando usted nace de nuevo, la sangre de Jesús no cubre sus pecados, sino que los redime por completo; éstos ya no se encuentran en su interior, pues Su sangre lo lava y lo limpia. Luego cuando usted se presenta  ante Dios, Él lo ve limpio. Usted no debe sacrificar animales —ni ninguna otra cosa— para recibir Su perdón. Sólo arrepiéntase, y la sangre de Cristo lo limpiará. Él pagó el precio por sus pecados, usted ya no debe pagar nada. Aun si quisiera, ¡no puede! Pues no hay nada que pueda realizar para ser perdonado, excepto pedir perdón y tener fe en la sangre.

De la misma manera, si el diablo trata de condenarlo, no acepte esa condenación. Sólo clame por la sangre, como lo haría ante un juez. Ya que por la sangre, usted es inocente, como si nunca hubiera pecado. Usted ha sido redimido y reconciliado; fue comprado con la sangre de Jesús.

Lectura bíblica: Números 26; Juan 11

Acerca de:Kenneth Copeland

Kenneth Copeland

Kenneth Copeland es cofundador y presidente de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth, Texas, y autor de varios libros entre los cuales se incluyen: LA BENDICIÓN del Señor enriquece y no añade tristeza con ella, y Honor: viviendo en honestidad, verdad e integridad.
Desde 1967, Kenneth ha ministrado el evangelio de Cristo y enseñado la Palabra de Dios como maestro. Adicionalmente, ha grabado discos como cantante y recibido premios por sus álbumes: Only the Redeemed (también nominado al premio Grammy), In His Presence, He Is Jehovah, Just a Closer Walk y Big Band Gospel. Como actor en su papel de Wichita Slim, es coprotagonista de los videos infantiles: The Gunslinger, Covenant Rider, y de la película: The Treasure of Eagle Mountain. Asimismo, personificó el papel de Daniel Lyon en los videos Commander Kellie and the Superkids:™ Armor of Light, y Judgment: The Trial of Commander Kellie. También es coprotagonista en las películas The Rally (estrenada en el 2009) y The Rally 2: Rompiendo la Maldición (estrenada en el 2016), en su papel de padrino hispano.
Con la ayuda de su equipo y oficinas en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Ucrania, Singapur, y la flamante inauguración de la oficina para Latinoamérica en Colombia, Kenneth está cumpliendo su visión de predicar con valentía la Palabra incorruptible de Dios desde la cima más alta hasta el valle más profundo, y en todos los confines de la Tierra. Su ministerio alcanza a millones de personas en el mundo por medio de programas televisivos semanales, revistas, mensajes en audio y video, convenciones y campañas, y a través de la red mundial internet.