«Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en misericordia. Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras.»
(Salmos 145:8-9)

Si Dios alguna vez entablara un juicio de difamación, casi todos en el planeta serían culpables. La enseñanza religiosa referente a Dios, hacía que cualquier persona en su sano juicio deseara correr por protección. De hecho, hace 45 años cuando Oral Roberts comenzó a predicar que Dios es bueno, causó que muchos predicadores se enojaran  —en especial los del evangelio completo—.

Sin embargo, esta noticia innovadora de que Dios es bueno produjo el más grande avivamiento a finales de los años 40. Hasta ese entonces, la mayoría de personas no sabía que Dios anhelaba hacerles el bien. Ellos habían aprendido que Dios era quien los enfermaba, y quien los hacía sufrir de dolor y padecimiento en su cuerpo para enseñarles algo. Y que en ocasiones simplemente no era Su voluntad sanarlos. Incluso, hoy en día, algunos aseguran que Él jamás los sanará.

Imagínese cómo se escandalizaron aquellas personas cuando el hermano Roberts por primera vez declaró con valentía que Dios es bueno y anhela que usted viva bien.

Como resultado de esa proclamación, la actitud de la gente en cuanto a la sanidad, cambió. La fe comenzó a surgir en sus corazones. Y entonces, grandes milagros empezaron a ocurrir.

Antes de ese tiempo, la mayoría de personas le temían al Señor. Cuando usted siente temor es imposible que le abra su corazón a Él, y es difícil recibir algo bueno de un Dios en quien no puede confiar.

Pero una vez que usted sepa la verdad acerca de quién es su Padre y la clase de naturaleza que Él posee, le será fácil recibir Sus bendiciones. Por esa razón, es muy importante saber quién es Dios en realidad.

En el Salmo 145, leemos la verdad acerca de Dios. Él es…

• clemente,
• misericordioso,
• lento para la ira,
• grande en misericordia,
• bueno para con todos,
• colma de bendición a todo ser viviente,
• está cercano a todos los que le invocan,
• cumple los deseos de los que le temen,
• oye el clamor de ellos y los salva,
• guarda a todos los que le aman.

Ésa es la imagen de Dios que usted debería colocar en la pared de su corazón. Cuando vea a Dios como Él es en realidad, no tendrá que esforzarse mucho para tener fe. No necesitará memorizar fórmulas. Sólo confiará en Él, pues ¡Dios en realidad es un Dios bueno!