«Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas…»
(Cantares 2:15).
Cuando hablamos acerca de vivir en amor, por lo general pensamos que amar sólo representa realizar actos importantes para cambiar el mundo. Pensamos en qué podemos hacer para ayudar a la gente pobre de nuestra ciudad… o qué podemos llevar a cabo para demostrar más amor con los hermanos de la iglesia. Sin embargo, el amor comienza en casa, y se expresa con pequeñas acciones, aparentemente insignificantes.
Por ejemplo, el verdadero amor hará que una madre se deshaga de esa vieja, fea y descolorida bata de baño con agujeros; la cual ha vestido cada mañana para el desayuno en los últimos 10 años. Quizá esa bata sea muy cómoda y su favorita. Pero el amor causará que se percate de cómo le afecta a los demás esa desagradable bata. El amor hará que ella sea consciente de que su familia ora para que la haga pedazos y para que un día se ponga algo nuevo y limpio. El amor producirá que ella desee ser una BENDICIÓN —incluso a la primera hora del día— para su esposo y sus hijos.
El verdadero amor hará que un padre reaccione al hecho de que su familia apreciaría que el día sábado, vista algo más que esa vieja camiseta con agujeros. Aunque sea su día libre, el amor causará que él desee vestirse como si las personas de casa fueran tan importantes como las de la oficina. Claro que puede vestirse casual y estar relajado, pero el amor le ayudará a lograrlo, demostrándole a su familia un poco de respeto.
Por las mañanas, cuando sea la hora de levantar a los niños para ir a la escuela, el amor convencerá a ambos padres de entrar en la habitación de sus hijos, con amabilidad y gentileza a despertarlos; no sólo introducir la cabeza por la puerta, y gritar: “¡Levántense!”. El amor impedirá que cuando vean a sus hijos, a la primera hora del día, los critiquen y los corrijan de forma indebida. El amor les mostrará la forma de ayudar a esos padres a sentirse bien con ellos mismos y con su día.
El amor resolverá pequeños problemas y equivocaciones, y los sustituirá con palabras bondadosas y de entendimiento, evitando que se conviertan en grandes traumas. Cuando alguno de los niños bote un vaso de leche, el amor evitará que los padres actúen como si ese accidente fuera un delito federal. O cuando pierdan el dinero de su almuerzo, el amor no hará que se sientan como perdedores el resto de su vida.
En lugar de permitir que pequeñas zorras de egoísmo y molestia echen a perder el viñedo de la familia, deje que el amor los cubra y los proteja. El amor tomará todas las oportunidades posibles para nutrir y cultivar a sus seres más cercanos y más queridos; y convertirá su hogar en un refugio seguro y pacífico para cada miembro de la familia. En otras palabras, el amor convertirá su hogar en un lugar celestial para vivir.