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LAS COSAS VIEJAS PASARON

junio 2020

Apreciado(a) Colaborador(a),

¿Quién eres en Cristo Jesús? Para responder a esta pregunta, vayamos a 2 Corintios 5:17-21 (RVA-2015):

  1. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
  2. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos ha dado el ministerio de la reconciliación:
  3. que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus transgresiones y encomendándonos a nosotros la palabra de la reconciliación.
  4. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo; y como Dios los exhorta por medio nuestro, les rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconcíliense con Dios!
  5. Al que no conoció pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.

Eres una nueva criatura . En el momento en que hiciste a Jesús el SEÑOR de tu vida, , no tu mente o tu cuerpo, fuiste recreado. Las cosas viejas pasaron, y todas las cosas en ti se volvieron nuevas, y todas  las cosas son de Dios. Esa es la maravilla del nuevo nacimiento.

¡El versículo 21 es lo más maravilloso que uno pueda imaginar! ¡Él, Jesús, que no conoció pecado, fue HECHO pecado por nosotros para que pudiéramos SER HECHOS  la justicia de Dios en Él! ¿Cometió Jesús pecado alguno? No. ¿Cometimos tú o yo justicia alguna? No. Isaías 64:6 declara que todos nuestros actos de justicia son como un trapo lleno de inmundicia. Y Romanos 3:10 dice:

  1. Como está escrito: «¡No hay ni uno solo que sea justo!

Jesús fue HECHO pecado con nuestro pecado, y nosotros fuimos HECHOS justos con Su justicia. La palabra clave aquí es HECHOS. En nuestro caso, como creyentes, en un momento fuimos “pecado”, y al momento siguiente nos convertimos en la justicia de Dios en Él. Jesús, en ese momento, se mudó a nuestros espíritus y, por lo tanto, se estableció en nuestros cuerpos físicos. Luego fue necesario renovar nuestras mentes con La PALABRA  de justicia.

Veamos Hebreos 5:12-13:

  1. Aunque después de tanto tiempo ya debieran ser maestros, todavía es necesario que se les vuelva a enseñar lo más elemental de las palabras de Dios. Esto es tan así que lo que necesitan es leche, y no alimento sólido.
  2. Pero todos los que se alimentan de leche son inexpertos en la palabra de justicia, porque son como niños.

Esos versículos nos hablan de personas que, para ese tiempo, ya deberían haberse convertido en maestros. Sin embargo, por tercos al escuchar, todavía eran bebés espirituales. ¿Qué significa ser terco al escuchar? Significa que no estaban escuchando. Demasiado ocupados . Sin tiempo para la PALABRA . ¿Qué PALABRA? ¡La PALABRA de justicia!  Esta es la razón del por qué cosas malas le suceden a personas maravillosas y llenas del Espíritu que aman a Dios. No solo estoy hablando de ti. He sido culpable de esto mismo.

Veamos ahora el don  o regalo de la justicia.

¿Recuerdas Romanos 3:10?

  1. Como está escrito: «¡No hay ni uno solo que sea justo!»

Ese es el problema. ¡Pero ahora, leamos la gloriosa, maravillosa y absolutamente grandiosa respuesta en los versículos 21-22!

  1. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, y de ello dan testimonio la ley y los profetas.
  2. La justicia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, es para todos los que creen en él. Pues no hay diferencia alguna.

¡ Guau! ¡ La fe! Sí, la fe . Sigue leyendo hasta el versículo 27:

  1. por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios;
  2. pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús,
  3. a quien Dios puso como sacrificio de expiación por medio de la fe en su sangre. Esto lo hizo Dios para manifestar su justicia, pues en su paciencia ha pasado por alto los pecados pasados,
  4. para manifestar su justicia en este tiempo, a fin de que él sea el justo y, al mismo tiempo, el que justifica al que tiene fe en Jesús.
  5. Entonces, ¿dónde está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.

Ahí lo tienes. No, espera, ¡hay más! Mencioné antes el don . Abróchate el cinturón de seguridad. ¡Aquí viene!

El capítulo 5:15 dice:

  1. Pero el pecado de Adán no puede compararse con el don de Dios. Pues si por el pecado de un solo hombre muchos murieron, la gracia y el don que Dios nos dio por medio de un solo hombre, Jesucristo, abundaron para el bien de muchos.

Ahora el versículo 17:

  1. Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida  los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia mediante un solo hombre, Jesucristo.

¡”REINARÁ EN LA VIDA POR UNO, JESUCRISTO”! Ahora, mira este mismo versículo en la Biblia Amplificada, Edición Clásica:

  1. Porque si debido a la transgresión (lapso, ofensa) de un hombre la muerte reinó a través de ella, con mayor seguridad reinarán aquellos que reciben [de Dios] la gracia desbordante (el favor inmerecido) y el don gratuito de la justicia [justificándoles ante Él] como reyes en la vida  a través del único Hombre Jesucristo (el Mesías, el Ungido).

¡No veo cómo puedes quedarte allí sentado! No es de extrañar que Hebreos 10:1-3 proclame estas poderosas palabras: «Los adoradores una vez purificados [ya no] deberían haber tenido [ ninguna culpa o conciencia] de pecados.»

No soy la injusticia; es lo que solía ser. Ahora, gracias a AQUEL QUE ME AMÓ Y SE ENTREGÓ POR MÍ, puedo presentarme ante el Dios Santísimo sin sentimiento de culpa o vergüenza alguna.  La justicia es la razón por la cual Jesús fue a la cruz. No somos solo antiguos pecadores salvos por la gracia. No; éramos viejos pecadores, y Su gracia abrió las puertas del cielo a una nueva raza de seres. Ahora somos nuevas criaturas, creadas a la imagen y semejanza de Jesús, llenas de Su Espíritu, que hablan en la lengua de los hombres y los ángeles, y que llevan Su mensaje de amor a aquellos que todavía no han descubierto su identidad en Él.

Mientras siembras tu semilla de BENDICIÓN este mes, toma conciencia de quién eres como colaborador de este ministerio. Eres un mensajero con un don gratuito  para todos aquellos que deseen recibirlo: Jesús, y el regalo gratuito de justicia para el mundo, y Su poderoso Espíritu Santo, el regalo gratuito para la Iglesia.

Bueno, colaborador, ese es nuestro trabajo. A eso nos dedicamos. Gloria y yo te amamos de corazón.