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enero 30, 2014

Una vida de búsqueda (por Gloria Copeland)

2-14_gloriaHoy en día, se le da mucho énfasis a una gran variedad de estilos de vida. Las personas hablan de estilos de vida saludables y no saludables. También hablan acerca del estilo de vida urbano, del suburbano y del rural. Incluso, hace años existía un programa televisivo llamado: Estilos de vida de los ricos y famosos.

Aunque supongo que esas cosas están bien, para mí sólo existe un estilo de vida digno de vivir: El estilo de vida que Dios describe en Su Palabra.

A este estilo yo lo llamo: La vida de búsqueda, pues Jesús nos indicó cómo obtenerla al darnos las siguientes instrucciones:

“Ya no se preocupen ni se angustien diciendo: ¿Qué comeremos?, o ¿Qué beberemos?, o ¿Qué vestiremos?. Los gentiles (paganos) anhelan y buscan todas estas cosas diligentemente; pero vuestro Padre celestial sabe que las necesitan. Más bien, busquen (enfóquense y luchen por conseguir) primeramente el reino de Dios y Su justicia [Su manera de ser y hacer lo recto], y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:31-33, traducción libre versión AMP).

Yo nací de nuevo leyendo esos versículos, por lo cual he conocido acerca de la vida de búsqueda por casi 50 años. Desde el principio, este estilo de vida fue emocionante para mí. Sin embargo, con el pasar del tiempo y al madurar me he vuelto más inteligente. De modo que hoy estoy más convencida de ella que nunca.

¿Por qué?

Porque la vida de búsqueda es LA VIDA BENDECIDA. Es el tipo de vida que le abre las puertas a lo mejor de Dios para nosotros. La vida de búsqueda no sólo nos ofrece salud, prosperidad y éxito, sino también nos provee paz, gozo y todo lo que es bueno.

A través de los años he descubierto que entre más busco a Dios, más feliz y maravillosa se vuelve mi vida. Además, me he dado cuenta que es mejor cultivar un estilo de vida que busca al Señor, en lugar de buscarlo para pedirle ayuda cuando estoy en problemas. Aunque Dios es misericordioso y siempre nos ayuda cuando le clamamos de corazón, podemos evitar momentos amargos y de dolor al permanecer cerca del Él a diario. Podemos disfrutar de una vida sin sobresaltos si de continuo buscamos realizar las cosas a Su manera.

No es sólo una vez a la semana

Tal vez alguien diga: “Pero Gloria, yo creo que estoy haciendo bien las cosas cuando se trata de buscar a Dios. Después de todo, yo asisto a la iglesia cada semana”.

¡Me alegra por ti! Ése es un buen comienzo. No obstante, la vida de búsqueda no sólo se trata de asistir a un evento semanal. Si de verdad quieres ser BENDECIDO, necesitas buscar las cosas de Dios todos los días. Debes mantener la Palabra de Dios frente a tus ojos, en tus oídos y en medio de tu corazón a cada instante.

Eso es lo que se requiere para mantener tus pensamientos en línea.

La razón es sencilla: vivimos en un mundo saturado de tinieblas. Estamos rodeados de una cultura disparatada que cree que lo malo es bueno, y lo bueno es malo. El diablo usa constantemente cualquier tipo de cosas para confundirnos e inundar nuestra mente de oscuridad. Por consiguiente, aún si asistes a la iglesia los domingos a la mañana y los miércoles por la noche, te desviarás de camino si sigues el ejemplo de los demás el resto de la semana.

Pareciera que muchos cristianos no comprenden esto. Piensan que “ESTÁ BIEN” regresar del trabajo a la casa para sentarse a mirar los mismos programas de televisión que deshonran a Dios al igual que sus vecinos inconversos. Y no sólo me estoy refiriendo a los canales pornográficos; estoy hablando también de la basura en cada cadena televisiva que le falta el respeto a Dios o que promueve la inmoralidad.

Aunque es fácil seguir la corriente del mundo y ver cualquier programa de televisión, no podrás disfrutar una vida de búsqueda si te relajas y emperezas. Tendrás que resistir al diablo y decidir hacer las cosas a la manera de Dios. Eso significa que a veces deberás apagar la televisión, y en su lugar, abrir tu Biblia.

En otras palabras, deberás actuar.

¡Buscar es una palabra que requiere acción! Según el diccionario, ésta significa: “Ir tras algo, esforzándose de manera intensa; tratar de encontrar, preguntar o inquirir, aprender o discernir”.

Recordé esto hace algunos años cuando perdí mi agenda personal. Había anotado todos mis compromisos para las semanas venideras en ella y estaba desesperada por encontrarla. Como te puedes imaginar, la busqué, la busqué y la busqué. En el cajón de mi escritorio, le di vuelta a mi guardarropa, y busqué en el auto de Kenneth y en el mío.

Aunque demandaría mucho esfuerzo, seguí buscando y buscando porque necesitaba encontrar mi agenda. Y como era de esperarse, al fin la encontré.

Más tarde me puse a pensar en el esfuerzo que invertí para buscar algo que sólamente afectaría unos días o unas semanas de mi vida. ¿Cuánto más no debiera invertir  en buscar las cosas de Dios —las cuales afectarían mi vida entera y toda la eternidad—?

Una frase que cambió mi vida

Otra definición para la palabra buscar proviene de la raíz hebrea que significa: “caminar dejando una huella o frecuentar”. Me gusta esta definición porque para ser buscadores de Dios, debemos pasar tiempo frecuentemente en Su Palabra y en oración.

Personalmente, nunca tuve problemas para dedicarle tiempo a la Palabra. Desde que nací de nuevo, me ha gustado leerla y estudiarla. Es muy raro que pase un día sin que invierta mi tiempo leyendo la Biblia. Sin embargo, debo confesar que mi actitud no siempre fue la misma cuando se trata de orar. Sólo en el año 1982 la oración se volvió una prioridad diaria en mi vida. En ese entonces, estaba escuchando una enseñanza de Kenneth E. Hagin. Él dio una palabra profética que cambió mi vida.

“Sólo dedíca una hora o dos de tu día en oración con el Señor”, y continuó:  “y todo estará bien en tu vida.”

Yo había seguido el ministerio del hermano Hagin durante años. Y sabía que si él profetizaba algo se cumplía; así que esas palabras llamaron mi atención. Mi hijo John era un adolescente en aquellos días y se había alejado del Señor. Preocupada por su condición, pensé: Voy a empezar a levantarme más temprano e invertir una hora de mi día para orar, porque si lo hago todo estará bien conmigo y con John. Él recapacitará y comenzará a servirle al Señor.

Debo confesar que al principio ¡levantarme temprano para orar fue difícil! Estábamos en temporada de invierno y cuando la alarma sonaba aún estaba oscuro y hacía frío. Mi carne se quejaba y yo pensaba: ¡No me quiero levantar! No obstante, de todas formas me las arreglaba para salir de la cama y pasaba una hora en oración. Habré fallado un par de veces, pero insistí hasta que se volvió un hábito.

Muchos años después, hice un cálculo de cuántas horas había orado, gracias a que di ese paso de obediencia. Y quedé sorprendida al ver que había invertido miles de horas. ¿Crees que esas horas de oración han beneficiado mi vida? ¡Por supuesto que sí! Además de que John se convirtiera en un hombre de Dios y en el director ejecutivo de nuestro ministerio, muchas otras cosas mejoraron en mi vida.

Esa decisión de buscar a Dios orando una hora al día, ha cambiado mi vida espiritual tanto o más que cualquier otra cosa que haya hecho desde que recibí la salvación y fui llena del Espíritu Santo. Piensa por un instante de lo que me habría perdido si hubiera dejado pasar esa oportunidad. ¡Imagínate todas las cosas buenas que habría dejado de lado al elegir el camino fácil y quedarme en la cama!

Si no te quieres perder ni una sola de las cosas que Dios tiene para ti, te animo para que la oración se vuelva también una prioridad en tu vida. No dejes pasar el tiempo esperando a que otros oren por ti. No seas perezoso, ni pienses: Si me meto en problemas, voy a pedirle ayuda al grupo de oración de la iglesia.

Los miembros del grupo de oración quizás estén orando por ellos mismos cuando tú llames. Es probable que no estén disponibles cuando tú los necesites. Es más, su llamado no es cuidar de ti como un bebé espiritual de dos años el resto de tu vida. Se supone que debes crecer y desarrollar tu propio estilo de vida de oración. Por tanto, si no lo haz hecho, determina hoy que vas a buscar a diario al Señor por medio de la oración y Su Palabra.

¡Sólo hazlo!

¿Qué ocurrirá cuando te comprometas a vivir un estilo de vida de búsqueda constante del Señor?

No sólo vas a encontrar a Dios, ¡sino que también encontrarás la puerta que te llevará a disfrutar de una vida totalmente BENDECIDA!

Jesús lo garantizó, al decir: “Sigan pidiendo y recibirán lo que solicitaron. Continúen buscando y encontrarán. Sigan tocando y [la puerta] se les abrirá” (Mateo 7:7, AMP).

Es maravilloso recibir lo que has pedido. Es asombroso encontrarse con Dios para verlo abrir la puerta de Su magnífica voluntad para tu vida. Sin embargo, cuando eso sucede, hay algo más que necesitas hacer. Debes actuar en fe y obedecerle.

La obediencia es parte vital en la vida de búsqueda. Si Dios te revela Su voluntad pero no actúas conforme a ésta, LA BENDICIÓN no desarrollará el máximo potencial que debería.

Kenneth y yo aprendimos eso en 1967, cuando el Señor le indicó a Kenneth que nos mudáramos a Tulsa, Okla., a fin de que él estudiara en la Universiadad de Oral Roberts (ORU).

¡Acabábamos de nacer de nuevo cuando Dios nos dio esas instrucciones y parecían no tener sentido para nosotros! Kenneth tenía 30 años en aquel entonces, estábamos quebrados financieramente, teníamos niños a los cuales debíamos cuidar y una montaña de cuentas por pagar. Para nosotros Kenneth no necesitaba ir a la universidad, sino conseguir dos empleos para sobrevivir. No obstante, en su espíritu seguía escuchando la misma instrucción del Señor: Vé a ORU.

Por un tiempo se opuso a esa instrucción, y pensaba: Es imposible e insensato. No podemos mudarnos, no tenemos dinero. ¿Cómo vamos a sobrevivir? (O como Jesús lo dijo: ¿Qué hemos de comer? ¿Qué hemos de beber? O ¿Qué hemos de vestir?) Por consiguiente, por un tiempo desobedecimos. Y como resultado, nuestras circunstancias —las cuales ya eran malas— empeoraron.

Finalmente, entendiendo que sería mejor morir de hambre en la voluntad de Dios que fuera de ella, cargamos nuestras escasas pertenecias en un camión de mudanzas, y nos partimos hacia ORU. Cuando llegamos, Kenneth se inscribió como estudiante de tiempo completo tal cual el Señor se lo había ordenado. A partir de ese momento, cosas extraordinarias comenzaron a suceder.

El costo de la matrícula de Kenneth se canceló de manera sobrenatural. Fue contratado de manera inmediata para ser el copiloto del avión del hermano Roberts. Tuvo la oportunidad de viajar a todas las reuniones de Oral Roberts, trabajando a su lado y aprendiendo de él acerca del ministerio de sanidad y liberación. Además, tuvimos la oportunidad de asistir a los seminarios de fe del hermano Hagin, los cuales cambiaron por completo nuestras vidas.

Todo esto fue simplemente maravilloso; sin embargo, no sabíamos de antemano que iba a suceder cuando decidimos mudarnos desde Arkansas. Lo único que sabíamos era que Kenneth había sido llamado a predicar y que Dios nos había indicado que nos mudáramos a Tulsa.

Así es la vida de búsqueda. Muchas veces no podrás entender cómo pasarán las cosas. Cuando Dios te da una orden, a menudo parecerá que Él te está pidiendo algo imposible. Pero debes actuar en fe y hacerlo de todas formas. Si no lo haces, si esperas hasta que todo marche bien, te saldrás del plan de Dios.

Hoy, Kenneth y yo estamos muy felices de haber obedecido al Señor; y de no haber esperado hasta tener las finanzas para que él estudiara en ORU. ¡Nos hubiéramos quedado esperando toda la vida! ¿Por qué? Porque al estar fuera de la voluntad de Dios, nos hubiéramos hundido más en las deudas, en vez de salir de ellas.

No obstante, al obedecer la instrucción de Dios y mudarnos a Tulsa vimos milagros. No sólo sobrevivimos, sino que Kenneth recibió el adiestramiento que necesitaba y en menos de un año, él estaba en el ministerio y todas nuestras deudas fueron pagadas.

¿Puede Dios hacer lo mismo contigo?

Por supuesto que sí… y Él lo hará si la vida de búsqueda se vuelve tu estilo de vida. Por tanto, haz un nuevo compromiso. Toma la decisión de calidad de hacer de la Palabra de Dios tu prioridad No. 1 cada día. Cree y obedece lo que Dios ya dijo por medio de Su Palabra escrita, luego busca a Dios en oración para que te revele el plan específico que tiene para ti. Pídele sabiduría, y Él te la dará y te mostrará el siguiente paso.

Cuando te lo muestre, obedece. Da un paso de fe, ve a dondequiera que te envíe, y haz lo que te indique en tu corazón.

¡Y empieza el estilo de vida de LOS BENDECIDOS!

Texto extraído de: Revista LVVC – Edición febrero 2014, página 28