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agosto 16, 2022

7 Hechos Sobre tu Autoridad como Creyente

por Kenneth Copeland

Como nuevas criaturas, hemos sido puestos en una posición de poder y autoridad, una posición que Dios nos ha delegado a través de Jesucristo. Junto con esa autoridad vienen ciertas responsabilidades. Quiero que examinemos la Palabra de Dios con respecto a esa posición y la autoridad que tenemos en Él.

Cuando hiciste a Jesucristo el Señor de tu vida, Colosenses 1:13 dice que fuiste librado del poder de las tinieblas. La palabra poder se traduce literalmente como autoridad. Has sido librado del poder o autoridad de las tinieblas y puesto en el reino de Dios. Jesús dijo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Id, pues… (Mat. 28:18,19). Ese poder te fue dado como parte de tu herencia en Cristo Jesús. Has entrado en esta posición de autoridad porque estás en Él.

La Palabra dice que la justicia ha venido sobre todos los hombres (Rom. 5:18). Tu puedes preguntarte: “Entonces, ¿por qué no todos se vuelven justos?” Porque para recibirlo, tienes que actuar en justicia desde el punto de vista de la autoridad.

El 2 de noviembre de 1962, usé mi autoridad como ser humano y tomé una decisión. Tomé la decisión de recibir a Jesús como Él Señor de mi vida. En ese momento, la justicia que había estado sobre mí vino a mi interior. Fui hecho la justicia de Dios en Cristo. 2 Corintios 5:21 dice: Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado; para que fuésemos hechos la justicia de Dios en él.

#1 – JESÚS ASEGURÓ NUESTRO PODER Y AUTORIDAD

Jesús logró asegurar todo el poder al ir a la cruz, morir de una forma horrible, sufrir el castigo por el pecado y derrotar a Satanás en el abismo del infierno. Vino a la tierra como hombre por una razón: recuperar la autoridad que Satanás le había robado a través de la desobediencia de Adán en el jardín. Jesús fue llamado el último Adán (1 Corintios 15:45). Después de asegurar ese poder y autoridad, Él lo entregó libremente en manos de aquellos que creerían en Él, tú y yo.

No es suficiente para nosotros simplemente aceptar el trabajo de Jesús en el Calvario. Somos responsables de mucho más. Las palabras de Jesús en el capítulo 16 de Marcos no estaban destinadas únicamente a la iglesia primitiva. Sus palabras son tan vitales y reales hoy como cuando fueron pronunciadas por primera vez.

Jesús se apareció a Sus discípulos después de Su resurrección de entre los muertos. Sus palabras para ellos forman el fundamento básico para la obra de la iglesia del Nuevo Testamento. Fue en ese momento que Él delegó la autoridad para llevar a cabo esa obra. Comenzando en el versículo 15, Jesús dijo:

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen; En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; Tomarán en las manos serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”

#2 – TENEMOS AUTORIDAD PARA PREDICAR EL EVANGELIO

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Todo creyente nacido de nuevo tiene la autoridad y la responsabilidad de predicar el Evangelio de Jesucristo en esta tierra. Si no puedes ir, entonces puedes enviar a alguien en tu lugar.

Y estas señales seguirán a los que creen….Quiero que noten quién ha de hacer todas estas cosas: los que creen. Las señales seguirán a los creyentes que actúan con fe y hablan con denuedo en el nombre de Jesús. ELLOS echarán fuera demonios; ELLOS hablarán en lenguas nuevas; ELLOS impondrán las manos sobre los enfermos, etc. El creyente es el que tiene el poder y la autoridad para hacer estas cosas.

El versículo 20 dice:  Ellos salieron entonces y predicaron por todas partes, y el Señor los ayudaba confirmando la palabra con las señales que la acompañaban. Dios confirmará Su Palabra, pero primero tiene que ser presentada. Ahí es donde entramos tú y yo. Dios no predica; Él nos ha dado la autoridad para predicar. Dios no pondrá las manos sobre los enfermos. Él traerá la sanidad, pero tú y yo como creyentes debemos poner las manos sobre los enfermos por fe, creyendo que Dios cumplirá Su Palabra.

#3 – TENEMOS AUTORIDAD PARA ESTAR EN CONTRA DE SATANÁS

Una de las áreas más vitales de la autoridad del creyente es su poder para enfrentarse con éxito a Satanás. Efesios 4:27 dice: Ni deis lugar al diablo. En el sexto capítulo de Efesios, el Apóstol Pablo describe la armadura que nosotros como creyentes debemos usar en el combate contra Satanás.

Explica cada pieza de esa armadura. Es la armadura de Dios. Ni una sola vez dice que Dios te pondrá la armadura o que Dios peleará contra el diablo por ti. TU eres el sujeto entendido de estos versículos. Él dice: “Por lo demás, hermanos míos, manténganse firmes en el Señor y en el poder de su fuerza. Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo. La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes! Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes”.

Dios te ha dado el poder y la autoridad para enfrentarte a Satanás y a sus obras destructivas. Él ha provisto la armadura, pero es tu responsabilidad como creyente ponerte esa armadura y enfrentarte al diablo. Santiago 4:7 dice: Resistid al diablo, y él huirá de vosotros. La armadura y las armas están a tu disposición. Dios está ahí contigo para respaldar Su Palabra; pero todo es inútil a menos que tomes tu posición de autoridad y asumas la responsabilidad de usar lo que Él ha provisto. Tienes el poder y la autoridad para tomar la Palabra de Dios, el nombre de Jesús y el poder del Espíritu Santo y sacar a Satanás de tus asuntos. No ores pidiéndole a Dios que luche contra Satanás por ti. Tú eres el que está en autoridad. Asume tu responsabilidad y reprende directamente a Satanás y mantente firme en tu posición.

#4 – ESTAMOS SENTADOS CON ÉL  EN UNA POSICIÓN DE AUTORIDAD

En el primer capítulo de Efesios, Pablo hizo una oración por el cuerpo de creyentes en Éfeso. Una parte de esa oración era que ellos supieran la supereminente grandeza de su poder para los que creen (Efesios 1:19). Ese poder sumamente grande es el mismo poder que Dios usó para resucitar a Jesús de entre los muertos y ponerlo a Su propia diestra en los lugares celestiales. Efesios 1:21 nos dice que Jesús está sentado sobre todo principado y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra.

La obra que Dios hizo en Jesús fue suprema. Resucitó a Jesús de entre los muertos y lo puso muy por encima de toda otra autoridad, no solo en este mundo, sino también en el mundo celestial. Luego, el versículo 22 dice que Dios sometió TODAS las cosas bajo Sus pies y lo puso a Él por cabeza sobre la iglesia, la cual es Su cuerpo. ¿Dónde están los pies? Están en el cuerpo. Como creyentes, somos parte de Su cuerpo, estamos sentados con Él en ese lugar de autoridad. ¡Alabado sea el Señor! Mira Efesios, capítulo dos: 

“Y él os dio vida a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados… Aun cuando estábamos muertos en pecados, (Dios) nos dio vida juntamente con Cristo… Y juntamente nos resucitó, y nos hizo sentar juntos en los lugares celestiales en Cristo Jesús” (Efesios 2:1, 5, 6).

Estamos sentados juntamente con Él. ¿Dónde? Muy por encima de todo principado y potestad y poder y señorío. Como creyente, has aceptado el sacrificio sustitutivo de Jesús en el Calvario. Por lo tanto, eres parte de Su cuerpo y estás sentado con Él en ese lugar celestial, equipado con el mismo poder y la misma autoridad que Él tiene.

El gran poder que Dios obró en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos es el mismo poder creativo de Dios que obró en ti para darte vida cuando estabas muerto en tus delitos y pecados. En el momento en que hiciste a Jesucristo el Señor de tu vida, ese mismo poder se ejerció sobre tu espíritu muerto y no regenerado, haciendo que renaciera a la semejanza de Dios mismo. Todo hombre que está en Cristo Jesús es una nueva criatura: las cosas viejas pasaron, todas son nuevas y todas son de Dios (2 Cor. 5:17).

“Como creyentes, somos parte de Su cuerpo y estamos sentados con Él en ese lugar de autoridad”.

#5 – TENEMOS EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS PARA EJERCER NUESTRA AUTORIDAD

“Ese mismo día, al caer la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Pasemos al otro lado.»  Despidió a la multitud, y partieron con él en la barca donde estaba. También otras barcas lo acompañaron. Pero se levantó una gran tempestad con vientos, y de tal manera las olas azotaban la barca, que ésta estaba por inundarse. Jesús estaba en la popa, y dormía sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma. A sus discípulos les dijo: «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?» ” – Marcos 4:35-40 (RVC)

Jesús pronunció las palabras, Pasemos al otro lado, y había suficiente poder y autoridad en esas palabras para llevar a cabo el trabajo. Una cosa que quiero que noten es que Jesús no tomó el mando del barco para asegurarse de que sus palabras se cumplieran. Caminó hasta la parte trasera del bote y se durmió. Jesús delegó la autoridad a Sus discípulos y ellos la aceptaron. Cuando vino la tormenta, se llenaron de miedo pensando que el  barco se hundiría. Jesús tuvo que llevar a cabo la responsabilidad de tomar autoridad que les había delegado al reprender al viento y al mar.

“Tienes el poder y la autoridad para tomar la Palabra de Dios, el nombre de Jesús y el poder del Espíritu Santo y sacar a Satanás de tus asuntos”.

Quiero que veas el paralelo aquí. Eres el capitán de tu barco. Tienes control sobre tu propia vida: tu espíritu, tu alma y tu cuerpo. Jesús ha delegado poder o autoridad sobre Satanás en ti como creyente. No le des lugar en tu vida. Tu eres nacido del Espíritu de Dios, estás lleno de Él, se te ha dado la Palabra de Dios, esos tres elementos son suficientes para que ejerzas tu autoridad espiritual aquí en la tierra, no necesitas más poder, tienes todo el poder necesario, simplemente tienes que ejercer tu autoridad. Jesús ya ha hecho todo lo necesario para asegurar la autoridad y el poder sobre el pecado, la enfermedad, los demonios y el temor. Tienes que emplear la acción de la fe para recibir esa autoridad y unir fuerzas con Él en esta tierra. Tú eres el que debe ser fuerte en el Señor y en el poder de Su fuerza.

#6 – TENEMOS AUTORIDAD PARA ACTUAR COMO NUEVAS CRIATURAS

Hebreos 2:14 dice: Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo. Jesús participó de la carne y la sangre, para que vosotros pudierais participar del espíritu y de la vida. Como participe de ese espíritu y vida, debes tomar la responsabilidad de estar en el lugar de autoridad como la nueva criatura en Cristo Jesús que eres.

Somos renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios (1 Pedro 1:23). Es la Palabra de Dios Todopoderoso la que fue inyectada en tu hombre espiritual para traer el nuevo nacimiento en tu vida. Cuando la iglesia estaba comenzando, Hechos 12:24 la describe como la Palabra creciendo y multiplicándose. La Palabra está en ti, pero eres tú quien debe estar dispuesto a dejar que actúe en tu vida.

Efesios 4:21-24 dice: “si es que en verdad oyeron su mensaje y fueron enseñados por él, de acuerdo con la verdad que está en Jesús. En cuanto a su pasada manera de vivir, despójense de su vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; renuévense en el espíritu de su mente, y revístanse de la nueva naturaleza, creada en conformidad con Dios en la justicia y santidad de la verdad.”

Tú eres el que está en autoridad. Es tu responsabilidad despojarte del hombre viejo, el hombre no regenerado que eras antes de aceptar a Jesús. El Espíritu Santo hace el trabajo real en ti, pero debes tomar la decisión de permitirle que lo haga. Dios nunca ha forzado Su voluntad sobre ninguna persona. TÚ dejas al viejo hombre. Tu debes usar la Palabra de Dios para renovar tu mente. Vestirte del nuevo hombre, creado en justicia y verdadera santidad.

#7 – PODEMOS MINISTRAR Y CAMINAR DESDE UNA POSICIÓN  DE AUTORIDAD

El poder de Dios está en Su Palabra. Él sustenta todas las cosas con la palabra de su poder (Heb. 1:3). Necesitas aprender a ministrar y caminar desde un punto de autoridad. En Su ministerio terrenal, Jesús dijo cosas como “Sé sano”. “Toma tu lecho y anda”. Luego, a un cojo, Pedro le dijo en Hechos 3:6: “En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. Él también ministró y habló desde una posición de autoridad.

“Él vino a la tierra como hombre por una razón: recuperar la autoridad que Satanás le había robado a través de la desobediencia de Adán en el jardín”. 

Es hora de que como creyente comiences a actuar de esta manera. Has obtenido una herencia, y en esa herencia se te ha dado toda autoridad. ¡El Dios del universo vive dentro de ti! El vive y camina en ti. Al entender estás verdades podrás comenzar a caminar en autoridad divina.

Sigue siendo edificado en tu herencia. Vives en un mundo que está lleno de malas influencias. Satanás quiere asegurarse de que te olvides de la realidad de nacer de nuevo. Él quiere asegurarse de que nunca te des cuenta de tu lugar de autoridad en Cristo Jesús, porque si lo haces, ese poder en el que caminas te hace absolutamente peligroso para él. Él no tiene defensa contra ti cuando caminas en el poder de la Palabra de Dios. 

Cuando veas en la Palabra que estás en Cristo Jesús, que estás en Él, entonces confiésalo con todo tu corazón. Como resultado serás fortalecido, parándote firme desde un punto de autoridad y operando en tu herencia en Él. Al hacer esto, el poder de Dios siempre estará disponible para obrar a tu favor. ¡Alabado sea el Señor!