Es confuso entender cómo, teniendo un Señor y una Biblia, diferimos entre tantos puntos de vista y grupos religiosos.
Aunque discrepamos entre puntos de vista en el Cuerpo de Cristo, nuestra responsabilidad principal es buscar la sabiduría que se nos provee en Romanos 12:3-5, 9-10: «Basado en el privilegio y la autoridad que Dios me ha dado, le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado. Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros… No finjan amar a los demás; ámenlos de verdad. Aborrezcan lo malo. Aférrense a lo bueno. Ámense unos a otros con un afecto genuino y deléitense al honrarse mutuamente» (Nueva Traducción Viviente).
Esos versículos nos ayudan a ver cómo está conformado el Cuerpo de Cristo y sus funciones. El Cuerpo de Cristo está conformado de creyentes, y cada quien tiene un papel individual dentro del propósito de Dios. Si hay algo que todos sabemos, es que entre cada grupo de personas que se reúne, siempre habrá diferentes puntos de vista y opiniones. Y eso se puede prestar para iniciar una contienda. Sin embargo, hemos sido instruidos a mantener la unidad que tenemos con Cristo, y a conservar el amor fraternal; así como a honrarnos y preferirnos los unos a los otros.
Pero, ¿qué debes hacer cuando esas diferentes perspectivas y puntos de vista son entre aquellos que te ministran? Hermano Copeland, nos ha dado las siguientes instrucciones para saber cómo actuar de una manera piadosa ante cualquier situación o evento:
- Estudia cómo presentarte ante Dios aprobado (2 Timoteo 2:15).
- Permite que el Espíritu Santo te guíe a la verdad (Juan 16:13).
- Identifica los temas que no afectan tu salvación o tu habilidad de recibir la bendición del Señor en esta vida, y dale a esos temas sólo la atención necesaria (2 Timoteo 2:16, 23).
- Permanece en el amor. Evita debates que te lleven a la contienda (Mateo 22:36-40; 2 Corintios 12:20; Filipenses 2:3; Santiago 3:16).
- Identifica y aprecia la importancia de los roles de cada creyente por individual y los ministros del Cuerpo de Cristo —incluso si ellos tienen un punto de vista distinto en algún tema en particular o circunstancia— (Romanos 12:3-10; 1 Corintios 3:1-9; 1 Corintios 12).
Mientras estés en comunión con el Señor, el Espíritu Santo te guiará a la verdad, ¡y esa verdad traerá libertad y victoria!