La promesa bíblica de la cosecha del ciento por uno es para las semillas que sembramos en cualquiera de nuestras ofrendas. Pero, ¿aplica esto también al diezmo?

En realidad, el diezmo es un mandamiento específico del Señor y conlleva en sí su propia bendición. Es una bendición distinta de la bendición que recibimos cuando sembramos una ofrenda, la cual se da aparte del diezmo:

«Entreguen completos los diezmos en mi tesorería, y habrá alimento en mi templo. Con esto pueden ponerme a prueba: verán si no les abro las ventanas de los cielos y derramo sobre ustedes abundantes bendiciones. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos. Además, reprenderé a esos insectos que todo lo devoran, para que no destruyan los productos de la tierra, ni dejen sin uvas sus viñedos… Todas las naciones dirán que ustedes son bienaventurados, porque serán una nación envidiable» (Malaquías 3:10-12).

El diezmo es diferente que una ofrenda. El diezmo, es el 10 por ciento que Dios nos pide de todos nuestros ingresos —las ofrendas son aparte—. Después que tú diezmas, puedes sembrar una semilla y esperar a recibir la cosecha del ciento por uno de esa semilla.

Lo maravilloso de la semilla de fe es que no sólo se puede cosechar en finanzas, sino en otras áreas de nuestra vida. Podemos leer acerca de la bendición de ofrendar y de otros privilegios del diezmo en Gálatas 6:7-10.

Te animamos a que te comprometas a diezmarle al Señor y a que confíes en que Él te proveerá una buena semilla para sembrar, ya sea una semilla financiera, una palabra amable, una ofrenda de servicio o un acto de obediencia. ¡Dios multiplicará la semilla que tú siembres! Jesús afirmó en Lucas 6:38, que si tú das «…se les dará una medida buena, incluso apretada, remecida y desbordante. Porque con la misma medida con que ustedes midan, serán medidos».