“sean felices [en la fe] y regocíjense, y tengan un corazón alegre todo el
tiempo (siempre)”
(1 Tesalonicenses 5:16, AMP).
Uno de los actos más amorosos que usted puede realizar por las personas a su alrededor, es tener un corazón alegre y estar gozoso todos los días. Cuando usted está radiante y feliz, anima el espíritu de los demás, y su gozo ilumina el corazón de las personas. Sin embargo, muchos cristianos no hacen el más mínimo esfuerzo por tener un corazón alegre. No tienen comunión con el SEÑOR todos los días, ni agitan el gozo en su corazón. Cuando el diablo los ataca poniendo tristeza en su corazón, ceden ante la tristeza. Como resultado de esto, se deprimen y se entristecen mucho. Se desaniman y se convierten en una carga emocional para los demás.
En realidad, ese comportamiento es totalmente egoísta y como creyentes, no debemos aceptarlo. Se nos ha ordenado vivir en amor, ser gozosos y tener un corazón alegre. En las Escrituras, no se nos indica que debemos ser felices o regocijarnos en nuestra fe, sólo cuando deseemos o cuando las cosas salgan a la perfección en nuestra vida. No, se nos ha indicado que nos regocijemos todo el tiempo. También poseemos ¡la habilidad para lograrlo! Si andamos con Dios y en el espíritu, podemos vivir gozosos ¡todos los días!
Un amigo nuestro que en verdad aprendió cómo lograrlo es Jerry Savelle. A mí me encanta convivir con él, porque siempre tiene un corazón alegre. Está tan lleno de gozo que, a menudo, nos hace reír cuando estamos con él. Sin embargo, Jerry no tropezó accidentalmente con esa clase de gozo. Pues en realidad se regocija a propósito. Es decir, cultiva el gozo del SEÑOR.
Por ejemplo, cuando viaja y debe pasar unos días en una habitación de hotel lejos de su familia, tiene demasiadas oportunidades para deprimirse. Le gustaría estar en casa disfrutando el tiempo con las personas que ama. No obstante, en lugar de permitir que eso lo deprima, se anima a sí mismo. Incluso se dice a sí mismo cosas graciosas para hacerse reír. Por esa razón, él BENDICE en gran manera a las personas a su alrededor. Les produce gozo, pues es muy gracioso y agradable.
Algunas personas piensan que mientras más espirituales seamos, más tristes y más mal encarados debemos ser. Pero ésa es una idea muy alejada de la verdad. Dios es el ser más espiritual de todos, y en las Escrituras se nos afirma que ¡Él se ríe! En Sofonías 3:17, leemos: «Jehová… se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos».
El cielo es un lugar de felicidad. Las personas que viven allí no andan con caras largas. Ellos disfrutan la alegría y el gozo del SEÑOR. No tenemos que esperar hasta llegar al cielo, para unirnos a ellos. Si andamos con el SEÑOR y nos animamos a nosotros mismos, también podemos vivir de continuo ¡con un corazón alegre!