«…es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.»
(Romanos 13:11-12)
Estamos viviendo en una época muy emocionante. ¡El regreso de Jesús es muy pronto! Por tanto, debemos comenzar a vivir sobriamente. No es momento de ser perezosos en cuanto a lo espiritual se refiere. Tampoco de crear atajos… pues llegará el tiempo en que nadie podrá volver a actuar de esa manera. Viene una separación de la luz y las tinieblas: usted continuará caminando con Dios o retrocederá.
En la historia de las diez vírgenes, leemos que las cinco insensatas decidieron prepararse hasta que el novio se acercaba: «Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo…» (Mateo 25:10).
¿Se ha percatado de que algunas personas siempre se encuentran fuera de tiempo? No obstante, si usted escucha al Espíritu de Dios, usted siempre estará a tiempo. Se encontrará en el lugar y en el momento adecuado. La historia narra lo siguiente: «…Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta».
¿Se encuentra usted listo… o no? Tanto el mundo como nosotros nos encontramos en un punto donde jamás habíamos estado, pues nos acercamos a los últimos tiempos.
Por tanto, debemos llegar a un nivel donde escuchemos a Dios y realicemos lo que nos pide —y estar preparados para que Él nos use—. No servirá de nada intentar prepararnos a última hora. Nosotros somos la Iglesia y tenemos una comisión que llevar a cabo antes de que Él venga.
En Mateo 24: 44-45, leemos: «Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?».
A la par de la pregunta que aparece en mi Biblia: «¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente?…», yo escribí: ¡Gloria! Haga lo mismo, usted es la única persona que puede tomar esa decisión en su vida. Escriba su nombre a la par de ese versículo y diga: Señor, yo seré un siervo fiel y prudente. ¡Estaré listo!