«Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.»
(Isaías 55:6-7)
Existe una ley espiritual que debemos recordar: Cuando lleguen los malos tiempos, nunca son tan difíciles como parecen. Es muy importante que lo tenga presente. Los momentos difíciles no son tan duros como parecen —a menos que usted haya puesto su mirada en el lugar equivocado, con el enfoque equivocado, pensando los pensamientos incorrectos, e imitando a las personas equivocadas—.
Al principio, algunos problemas aparentan no tener esperanza y ser insuperables. Pero al cambiar un poco su mentalidad, regresarán a su tamaño real.
Los pensamientos erróneos trazarán una imagen equivocada en su mente. Le expresarán que la situación es peor de lo que parece. Le dirán que no puede cumplir con los requisitos para ser exitoso en su vida. Pero yo estoy aquí para asegurarle que sí puede alcanzar el éxito.
No importa qué tan mal se encuentre la economía. Las personas que comprenden bien el manejo del dinero, no le temen a los tiempos difíciles. De hecho, los impíos que tienen puesta su mente en el dinero son los que en realidad desean que vengan esos momentos de crisis. Esa clase de gente adquiere grandes fortunas durante los años de depresión. Compran bienes a un precio mínimo y se vuelven ricos, mientras otros van a la quiebra.
Claro está que como creyentes, ése no es nuestro afán de prosperar durante los tiempos difíciles. Deseamos prosperar con el único propósito de suplir las necesidades de otros.
Nos gustaría decirles: “¡Amigos! Permítannos enseñarles cómo prosperar. Vengan, entren al reino de Dios. Pasen a mi casa. Ninguna inundación, recesión ni depresión la derribará. ¡Está construida en la roca!” (Mateo 7:24-26).
Si las personas estuvieran enfermas, podríamos expresarles: “No permitan que la enfermedad y dolencia toquen su cuerpo. Vengan, entren a mi casa. Es una casa de sanidad. Mediante el poder de Dios, ¡podemos enseñarles cómo ser sanos!”.
De eso se tratan las buenas nuevas.
Entonces ¿cómo podemos cambiar nuestra manera de pensar? Encontramos la respuesta en Isaías 55:6-11. Es necesario que busquemos los pensamientos y los caminos de Dios si queremos gozar de la clase de vida que el Señor desea para nosotros. Es importante que cambiemos nuestros pensamientos por Sus pensamientos. Es necesario poner a un lado los paradigmas que adquirimos a través de experiencias pasadas; y recibir, en lugar de éstos, la sabiduría de Dios —Su Palabra—.
A través de la Palabra aprenderemos qué es la realidad. Comprenderemos realmente qué está sucediendo en el mundo, así como Su plan para obtener la victoria.
La respuesta a cada problema se encuentra en la Palabra. Permita que ésta cambie su mentalidad. Recuerde que los tiempos no son tan difíciles como parecen cuando los visualiza desde el punto de vista de Dios.