«Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.»
(1 Juan 5:18)
Mientras más estudio y veo cómo obró el amor en la vida de Jesús, y en la vida de personas como el apóstol Juan; más convencido estoy que la fuerza del amor crea una impenetrable barrera en contra del enemigo. Cuando vivimos en amor, se crean una defensa sobrenatural que evita que el diablo nos haga cualquier daño o mal permanente.
Una de las mejores descripciones de ese sistema de protección celestial (aparte de los ejemplos que se encuentran en la Biblia), se puede encontrar en uno de los libros de John G. Lake. Él fue un poderoso ministro que hace años, recibió una visión del SEÑOR que le ayudó a comprender el poder protector del amor. En la visión, vio millones de demonios tan organizados como los ejércitos de la actualidad. Ellos atacaban con todas sus fuerzas a un grupo de creyentes. Haciendo un resumen de la visión, John G. Lake escribió:
«Después de un tiempo, observé una fuerza que creaba una barrera alrededor de los creyentes, por medio de la cual, los demonios no podían cruzar. Al igual que los humanos en la guerra, esa multitud de demonios parecía usar todo su ingenio para destruir el muro o para abrirse paso a través de éste, pero no podían lograrlo. Asombrado le dije al ángel: ¿Qué significa eso? Y me respondió: “De esa manera cuida Dios a quienes se esfuerzan desinteresadamente en Su causa”».
Ésa es una maravillosa imagen del poder del amor, y es totalmente bíblica. En la Biblia se nos declara que cuando no pecamos; es decir, cuando nos mantenemos viviendo conforme al amor de Dios, el maligno no puede tocarnos. No significa que nunca fallaremos o nos equivocaremos. Sin duda, cometeremos errores, pero todo eso lo cubrirá el amor.
Cuando pecamos y sabemos que estamos fuera del amor, podemos cambiar esa situación; arrepintiéndonos de manera pronta, y siendo perdonados de todas nuestras maldades. Al hacerlo, podemos vivir bajo la protección del amor a cada instante, todos los días.
En cambio, si no lo hacemos… estaremos desprotegidos. Ésa es una declaración muy sería, sin embargo, es la verdad. Cuando nos apartamos de la cobertura del amor y permanecemos lejos, removemos nuestra protección. Nuestra barrera de protección cae, y nos volvemos vulnerables a los ataques del enemigo. Así es como el diablo ha logrado tener acceso a la vida de muchos cristianos. Han bajado sus defensas, y ha podido afectarlos, debido a que han fallado en vivir en amor.
No permita que eso le suceda. Nunca permita que un desacuerdo o un maltrato de parte de una persona lo saque del ámbito del amor y lo lleve al ámbito de la contienda. Permanezca en el amor de Dios y aléjese del peligro. El amor mantendrá una barrera impenetrable a su alrededor.