«Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.»
(Juan 15:10-11)
¿Desea usted disfrutar de una verdadera vida de gozo? Entonces viva en amor, pues ¡el gozo y el amor fluyen juntos!
Si usted lo analiza, de manera fácil podrá comprender porqué. En este mundo, estamos rodeados de gente egoísta. Puede verlos en las carreteras bocinando, haciendo gestos inadecuados, y rebasando bruscamente. También puede encontrarlos en su lugar de trabajo, diciendo cosas malas y desagradables. Es triste decirlo, pero también los encuentra en la iglesia, ignorándolo en vez de darle una sonrisa y un caluroso “hola”, y criticándolo porque no hizo algo correcto.
Si usted no anda en amor, alguien robará su gozo antes de la hora del almuerzo, pues no faltará alguna persona que se comporte de forma grosera con usted. No lo hacen necesariamente a propósito (¡más de lo que usted y yo hacemos!), pero ellos son humanos. Y, apartados de la influencia de Dios, el ser humano es egoísta por naturaleza. Le dirán algo feo o le harán algún daño de alguna forma para arruinarle su día. ¡Podría terminar pensando en esto, y dejar que lo consuma hasta que el gozo decrezca cada vez menos; y el enojo vaya aumentando!
Sin embargo, disfrutar de una vida de amor, no dejará que el enojo aumente. ¿Por qué? Porque: “El amor lo soporta todo es paciente y amable… no es rencilloso, irritable o rencoroso, no toma en cuenta el mal que le han hecho [no le presta atención a sufrimientos vanos]” (1Corintios 13:4-5, AMP). El amor le permite pasar por alto las ofensas que le hayan ocasionado y perdona a los demás. El amor hace que usted piense de manera diferente. En lugar de pensar “¿Cómo se atrevió a hacerme esto? ¡Le diré lo que pienso!”. En lugar de pensar esto, el amor piensa de la siguiente manera: “Probablemente ella debe estar herida, y por esa razón me trató de esa manera. ¿Habrá algo que pueda hacer para animarla o existirá alguna forma en que la pueda ayudar?
No le puedo decir cuántas veces me ha pasado. Ha habido situaciones en las que me han maltratado, y por la gracia de Dios, he resistido a la reacción carnal de enojarme, sólo me digo a mí misma: No soy rencillosa, irritable o rencorosa, pues escojo rendirme ante el amor de Dios. Entonces, en lugar de arremeter en contra de ésa persona, he podido verla fijamente a los ojos, sonreírle y darle una palabra de bendición.
Como resultado de eso, nadie ha podido robar mi gozo pues a causa del amor yo he podido seguir adelante, y ¡tener días agradables en El SEÑOR!