«Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.»
(Josué 1:8)
Debido a que meditar en el amor de Dios es importante para desarrollar su fe en ese amor, usted necesita entender qué es en realidad meditar. Es más que sólo memorizar o repetir las Escrituras. Cuando medite en la PALABRA de Dios, piense en ésta a profundidad. Formúlese preguntas que le ayudarán a ponerla en práctica.
Por ejemplo, si usted está meditando en Romanos 8:37: «…somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó». Podría formularse las siguientes preguntas: “¿Cómo puede esa verdad cambiar mi vida? Debido a que el amor de Dios por mí me hace más que vencedor, ¿cómo debería enfrentar los desafíos que enfrento actualmente? ¿He permitido que el amor de Dios me ayude a triunfar sobre esas cosas? ¿He estado pensando, hablando y actuando como una persona más que vencedora?”.
Converse con el Espíritu Santo con respecto a estas interrogantes. Pídale que le ayude a identificar las áreas de su vida donde usted necesita utilizar estos versículos. Deje que Él forme en su interior una imagen de confianza en el amor de Dios, la cual le permita ser valiente y un triunfador, en las áreas de su vida donde antes estaba lleno de temor y de fracaso. Invierta tiempo viéndose a usted mismo como la PALABRA lo ve: como alguien amado y poderosamente victorioso en la batalla de la vida.
La palabra meditar también significa: “Susurrar, hablar y declarar”. Por tanto, declárelo a medida que medite en el amor de Dios. Afírmelo sobre su vida como una confesión de fe: ¡El amor de Dios por mí me hace más que vencedor sobre los retos financieros! ¡Dios suple mis necesidades! Porque me ama. ¡Las deudas son canceladas! ¡La escasez se va! ¡Yo soy el amado del Señor, y esas circunstancias están bajo mis pies!
También medite en esas declaraciones sobre su vida de oración. En vez de invertir todo su tiempo haciendo peticiones (aunque eso es completamente bíblico), tome algo de tiempo para alabar a Dios por lo que ha prometido en Su PALABRA. Declare: Gracias SEÑOR, por amarme con tan grande y poderoso amor. Te alabo por hacerme más que vencedor y darme la victoria día a día…
Los primeros días que usted medite de esa manera, quizá no sienta mucha diferencia en su vida. Pero si es constante, con el pasar de las semanas y de los meses, se dará cuenta de que la PALABRA en la que usted ha estado meditando, está cambiando sus paradigmas mentales. Y descubrirá que habla y actúa de manera diferente, y que al igual que Josué, la PALABRA de Dios está prosperando su camino y todo le saldrá bien.