«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.»
(Proverbios 4:23)
Nunca olvidaré el día que descubrí qué sucede cuando somos llenos del Espíritu Santo, y Sus ríos fluyen poderosamente a través de nuestra vida. Me estaba preparando para predicar en la ciudad de Manila, Las Filipinas, cuando vi por la ventana de mi hotel una enorme fuente que lanzaba agua hacia arriba.
De repente, pensé que sería imposible que del lugar donde sale agua de esa fuente se pudiera colocar cualquier clase de basura mientras ésta estuviera fluyendo. Sin importar cuánto alguien pudiera esforzarse por mantener esa basura ahí, la fuerza del agua la empujaría. Entonces leí Proverbios 4:23, y descubrí que sucede lo mismo con el espíritu humano renacido. Si nuestro espíritu está desbordando con la fuerza del amor, del gozo, de la paz, de la paciencia, de la benignidad, de la bondad, de la fidelidad y del dominio propio; el diablo no podrá contaminarnos con su horrible pecado.
Las fuerzas de vida espiritual que están dentro de nosotros, sacarán la oscuridad que el diablo trata de poner en nuestro camino. Estas fuerzas espirituales nos ayudarán a rechazar al enemigo y a los espíritus que traten de llevarnos por el mal camino.
Lo lejos que estas fuerzas espirituales hagan retroceder al diablo y sus secuaces, dependerá completamente de nosotros. Podemos alimentar nuestro corazón con un poco de la PALABRA, y tener poca comunión con Dios, a fin de mantener esa fuente apenas fluyendo. O bien podemos dedicarnos por completo a Dios; y hacer que la fuente de nuestro corazón lance agua espiritual hasta el cielo.
Habrá notado que no mencioné qué pasaría si descuidamos por completo nuestro tiempo con Dios. ¡Ni siquiera quiero pensar en eso! Cuando ignoramos las cosas del espíritu, nuestra fuente interior se estanca, y terminamos con basura que nunca quisimos tener en nuestra vida.
Conozco a maravillosos creyentes que se encuentran en esa condición. Caen en pecado, se meten en terribles problemas y nunca se dan cuenta de cómo pasó. Pero yo si sé cómo ocurrió. Sólo dejaron de cuidar su fuente espiritual, y trataron de vivir en la revelación del ayer, en vez de obtener hoy algo fresco del SEÑOR. Como resultado, terminaron en una condición de debilidad espiritual, y Satanás se aprovechó de esa situación, y tomó ventaja sobre ellos.
No permita que lo mismo le ocurra a usted. Permanezca en comunión diaria con Dios. Cuide su vida espiritual a través de la búsqueda del SEÑOR en primer lugar. Si lo hace, la fuente de su corazón continuará fluyendo, desbordándose con la fuerza del espíritu; y su vida se mantendrá poderosa y pura. Recuerde lo que Jesús enseñó: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:33).