«…no hay verdad en él [el diablo]…»
(Juan 8:44)
Es necesario reconocer que mientras se encuentre en esta Tierra, el diablo le hablará. Él enemigo tiene derecho a probar su fe al traerle circunstancias y mentiras para ver si usted las cree.
Sin embargo, cuando él actué de esa forma, rechácelas. Derribe los pensamientos de temor y todo argumento contrario a la promesa de Dios (2 Corintios 10:5). Declare: ¡El señor está conmigo; por tanto, no temeré!
Luego, abra su boca y repita la Palabra. Utilícela para contradecir las mentiras del diablo. Si él le dice: “No tendrás suficiente dinero para el pago de tu casa este mes”. No resista en silencio ese pensamiento; exprese lo que piensa. Confiéselo en voz alta: Tendré suficiente dinero para el pago de mi casa. Sé que es verdad porque mi Dios suplirá todas mis necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Hace mucho tiempo descubrí que cuando mi boca habla, mi mente debe detenerse y escucharla. Talvez usted no creerá por completo esa confesión la primera vez. No obstante, si usted la sigue declarando, continuará escuchándola. Y cuando escucha, usted cree. Al final su fe será tan fuerte y su corazón se encontrará tan lleno de la Palabra que usted comenzará a hablar con plena confianza.
Entonces el diablo huirá buscando refugio, pues el temor ya no tiene oportunidad alguna cuando la fe obra. La fe es lo original, y el temor es lo falso. Y lo verdadero siempre vence a lo falso.