«Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.»
(Efesios 6:10)
Para enfrentar los grandes retos, Dios nos ha dado la misma instrucción que les dio a Josué y a Salomón. Esfuérzate y sé valiente.
Él no les dijo: “Oren y Yo los haré esforzados…”.
Su declaración fue: Esfuérzate —no en tu propio poder, sino en el poder de Mi fuerza.
Es claro que ser valiente es nuestra responsabilidad, y no una proposición que se pueda tomar o dejar; es una orden.
La palabra valiente en el hebreo significa: “Ser fuerte, estar alerta o tener la mente clara”. También significa: “Ser fuerte y confirmado”. Cuando busqué la palabra confirmar en el diccionario, encontré que significa: “Fortalecer, establecer y afirmar”.
La palabra virtud que se menciona en 2 Pedro 1:5, denota la misma idea. En ese versículo, el apóstol Pedro nos enseña: «…poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud…». En otras palabras: “Agréguele a su fe, valentía y fuerza moral”.
Hay una evidente falta de valentía y fuerza moral entre muchos creyentes hoy en día. Un gran número de cristianos sabe que en la Palabra se afirma que por Sus heridas fuimos sanados (1 Pedro 2:24). Ellos lo creen; incluso les enseñaron que si llenaban su boca y su corazón con la Palabra —y se apegaban el tiempo suficiente— la sanidad con seguridad se manifestaría en su cuerpo..
Entonces ¿por qué la mayoría de las personas no se aferra a esa Palabra y permanece en ella hasta recibir su sanidad? Porque no tienen valor ni fuerza moral.
Ese mismo problema sucede en el área financiera. Los creyentes en todas partes del mundo desean ser libres de la deuda. Conocen la verdad, y confiesan: “Yo soy cabeza y no cola. ¡Yo le presto a muchos, pero no pido prestado! Dios suple todas mis necesidades…” etcétera.
No obstante, cuando llega el tiempo en el que deben comprar un automóvil, una casa o construir una iglesia; decaen y se expresan de esta manera: “Dios mío, es una gran cantidad de dinero, no existe la manera en que pueda creerle al Señor por tanto”.
¿Por qué retroceden en su fe? Por la falta de valor y fuerza moral. .
Quizá se encuentre enfrentando circunstancias serias hoy en día. Talvez sea con respecto a su sanidad, a su familia, a sus finanzas. Sin importar cual sea la situación, si usted es valiente para creer en la Palabra de Dios, obtendrá la victoria. Sin embargo, es importante que rechace el temor y la duda. Declare valientemente: Temor, no tienes lugar en mí. No te serviré, estoy dispuesto a creer en la Palabra. Me atrevo a permanecer en ella, y no daré un sólo paso atrás. ¡Me atrevo a ser valiente!