«Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él…Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.»
(1 Juan 4:15-16,21)
Para amar a los demás de manera eficaz, primero debe creer que Dios lo ama a usted.
Usted podría argumentar: “Ése no es el problema, sé que Dios me ama”.
Tal vez sea así, pero de acuerdo con estos versículos, saberlo no es suficiente. También necesitamos creerlo. Creer significa: “Tener una fe firme en algo; aceptar algo como verdadero, genuino o real; tener una convicción inquebrantable de su bondad, eficacia y capacidad”.
Como cristianos, no sólo debemos tener un entendimiento mental de que Dios nos ama. Es importante que nos cimentemos firmemente en ese amor. Debemos creer que ese amor es tan bueno y genuino, y tan confiable y fuerte que nos mantendrá a salvo en cualquier situación que nos pueda dañar. Sin importar lo que nos hagan o nos digan, podremos descansar confiados sabiendo que por siempre seremos amados a plenitud.
Quizá la confianza en esa clase de amor no venga de manera fácil a su vida. Tal vez lo maltrataron y lo criticaron demasiado en el pasado, al punto en que usted piensa que no es digno de ser amado. Si es así, permita que la Palabra de Dios cambie cómo se ve usted mismo. En lugar de llenar sus pensamientos con las crueles palabras que le han dicho, llene su mente con las hermosas palabras de Dios.
Medite en versículos como 1 Juan 3:1: «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios». Luego, base su comunión con Dios en la verdad de estos versículos, y después agradézcale a Él por amarle con ese gran amor. Alábelo porque Dios lo cuida, y lo ha llamado a ser Su propio hijo.
Crea la PALABRA, y visualícese como el Padre lo ve. Reconozca que a pesar de sus experiencias pasadas, la única verdad en su vida es lo que Él diga de usted como Su hijo. Y si el Señor afirma que lo ama, créalo.
Mientras más crea en Su amor, más comenzará a ver por medio de la revelación del Espíritu que Dios en realidad es su Padre, y que cuida de usted. Podrá decir lo que el apóstol Juan expresó: “¡Soy consciente y creo en el amor que Dios tiene para mí!”.
Como resultado, Su amor será real en su vida. Descubrirá que el amor de Dios no sólo se manifestará en usted, sino también fluirá a través suyo… y antes de que se dé cuenta, ¡estará viviendo una vida de amor!