Durante muchos años, las fiestas tradicionales han sido celebradas tanto por el mundo como por los cristianos. Sabemos que Dios es realmente quien instituyó el concepto de festividades porque instruyó a Israel a tener fiestas y celebraciones en el Antiguo Testamento. Como cristianos, es beneficioso tomarnos el tiempo para celebrar y apreciar todas las cosas buenas que Dios ha hecho por nosotros.
Navidad y Pascua, por ejemplo, son festividades tradicionales que la mayoría de los cristianos observan. Estas festividades no se mencionan específicamente en la Biblia, pero eso no significa necesariamente que estén mal. Como cristianos, podemos elegir participar en estas festividades siempre y cuando no olvidemos la verdadera razón por la cual celebramos, que es el maravilloso nacimiento de Jesús y el poder de su resurrección.
Las tradiciones seculares y el consumismo fomentados por los medios pueden devaluar el verdadero significado de por qué celebramos. Sin una enseñanza bíblica adecuada, esto puede resultar confuso para nuestros hijos y alejarnos de lo que es verdaderamente importante. Por lo tanto, es vital asegurarnos de que nuestros hijos y miembros de la familia comprendan el verdadero significado de las festividades.
Finalmente, la decisión de participar o no en festividades tradicionales es una decisión personal. Nunca debemos sentir que tenemos que participar en ciertas tradiciones por un deber religioso.
La Biblia es muy clara en que debemos evitar tradiciones vanas y que no debemos permitir que nadie nos presione para cumplir ceremonias religiosas si no sentimos que debemos participar. Colosenses 2:16-17 dice: “Por tanto, que nadie os condene por lo que coméis o bebéis, o respecto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo. Todo esto es solo una sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo”.
Confiamos en que, a medida que continúes buscando la sabiduría de Dios, Él te revelará claramente si celebrar festividades específicas sería beneficioso para ti y tu familia.