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septiembre 13, 2022

6 Consejos para Impulsar tus Oraciones

…para que SIEMPRE obtengan resultados

¿Alguna vez has sentido que tus oraciones pidiendo ayuda son como disparar una bengala en el cielo sobre una isla desierta?

Se veía impresionante mientras subía, incluso esperanzadora, pero la gravedad finalmente se activó y estuvo de vuelta en el suelo en poco tiempo… sin ningún impacto perceptible.

Dios advirtió una vez a los israelitas que la desobediencia a Su Palabra daría como resultado que el cielo sobre sus cabezas se volviera como bronce (Deuteronomio 28:23), impidiendo que la lluvia descendiera  y que las oraciones ascendieran al cielo.

Afortunadamente, la sangre de Jesús no solo nos redime de esa maldición (un cielo cerrado), sino que también nos garantiza un flujo sin obstrucciones de las BENDICIONES del cielo (Gálatas 3:13-14). Y parte de esas BENDICIONES incluye la promesa que Dios siempre nos escuchará (1 Juan 5:14).

Una vez, el Señor le dijo al hermano Copeland, Kenneth, no estoy tratando de ocultarte nada. ¡Estoy haciendo todo lo que puedo para conseguirte cosas!

Esa es la actitud y el enfoque de Dios para todos los que lo buscamos, especialmente cuando se trata de orar y mantener abiertas las líneas de comunicación.

El hermano Copeland describe la Biblia como un libro de oraciones, lleno de todo tipo de suplicas para que las usemos en cada situación que se presente. Es por eso que el Apóstol Pablo nos dice que “oremos en el Espíritu en toda ocasión con toda clase de oración y suplica” (Efesios 6:18, NVI).

Tal vez no estés tan convencido de que Dios está interesado en saber de ti.

Bueno, dale a estas palabras, del corazón y los labios de Jesús, un momento para asimilarlas:

  • Pedid, buscad, llamad (Mateo 7:7-8)

  • Oren siempre, nunca se rindan (Lucas 18:1-8)

  • Sigue pidiendo y recibirás (Juan 16:24)

  • Dios nos da lo que pedimos (1 Juan 5:15)

  • Dios va más allá de lo que pedimos (Efesios 3:20)

  • No tienes porque no pides (Santiago 4:2).

Un tema recobra sentido…

¡Pedir! Dios quiere que lo hagas, e incluso espera que lo hagas.

Tu Padre celestial está totalmente comprometido a recibir y responder a cualquier llamado de urgencia que realices. NO hay vacilación de Su parte. Tal vez te vendría bien un impulso de confianza antes de comenzar a lanzar tu próxima ronda de oraciones y pedidos hacia el cielo.

Una vez más, no hay ninguna forma pre-establecida para orar, excepto siempre en fe, siempre creyendo en Dios. Entonces, estudia y considere cómo aplicar los siguientes seis aspectos diferentes para impulsar tus oraciones que pueden conectarte con Dios en nuevos niveles y traer los cambios que tanto deseas en tu mundo.

Impulso de oración No. 1: Concesiones Celestiales

“Les aseguro[a] que, si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. 24 Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán”. – Marcos 11:23-24, (NVI).

Conceder algo es permitirlo, aprobarlo u otorgarlo (como un regalo). Es donde la persona de menor rango en una situación es bendecida por la mayor (Hebreos 7:7). Incluso si una concesión se ofrece como un regalo, por lo general viene con condiciones.

Como ya hemos visto, cuando se trata de nuestras oraciones, no hay duda que Dios está listo para concedernos cualquier cosa que le pidamos. Sin embargo, Jesús no parecía poder enfatizarlo lo suficiente…

“De cierto, de cierto les digo, que todo lo que pidan al Padre, en mi nombre, él se los concederá” (Juan 16:23).

Aquí, lo que impulsa nuestras oraciones al Padre es usar el Nombre de Jesús, el Nombre sobre todo nombre, el Mayor (Filipenses 2:9-11; 1 Juan 4:4), Dios, concede nuestra petición cuando usamos la autoridad que tenemos en el Nombre de Jesús. Su Nombre nos permite el acceso al Padre (Juan 14:6).

Justo antes de ir a la cruz, Jesús desafió a sus discípulos: “Ustedes creen en Dios; creed también en mí” (Juan 14:1, NVI).

Ese es el mismo desafío que enfrentamos hoy como creyentes que oramos. Jesús hizo GRANDES promesas mientras estuvo en esta tierra, Dios respaldará cada una de esas promesas concediendo nuestras peticiones cuando usamos el Nombre de Jesús con fe.

Impulso de Oración No. 2: Acuerdos Terrenales

“»Además les digo que, si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos»”. – Mateo 18:19-20, (NVI).

Fíjate, Jesús comenzó diciendo: “Otra vez os digo…”.

En otras palabras, “¡Te voy a decir esto una y otra vez hasta que lo entiendas!”.

El principio y el poder del acuerdo era un trato hecho en la mente de Jesús y del Padre. Somos nosotros los que necesitamos envolver nuestras mentes, y fe, alrededor de esto.

Durante los últimos 55 años, el hermano Copeland nos ha dicho que la fuerza más poderosa sobre la faz de la tierra es un acuerdo de pacto entre dos o más personas del pueblo de Dios, particularmente un esposo y una esposa. Está en el mismo nivel de impacto que el pacto de Dios con Abraham, o incluso Su pacto con Jesús.

Un versículo antes (Mateo 18:18), Jesús les dijo a sus discípulos: “De cierto os digo que todo lo que prohibáis en la tierra será prohibido en el cielo, y todo lo que permitáis en la tierra será permitido en el cielo”.

Esto es el cielo y la tierra poniéndose de acuerdo. Entonces, no estamos hablando de impacto global. Jesús estaba pensando mucho más allá de eso. Estamos hablando de toda la creación, ¡ese es el nivel de influencia que pueden tener tus oraciones!

Aún así, el desafío es la parte del “acuerdo” (¿no?).

Más tarde, veremos otro impulso de oración que es de gran ayuda para encontrar y permanecer en ese lugar de acuerdo. Por ahora, solo permite que el nivel de compromiso de Jesús (y del Padre) de responder a tus oraciones, penetre en tú espíritu mientras te dispones a orar con fe y a ponerte de acuerdo con otro creyente en el poder del acuerdo. ¡Dios se encargará de que esas oraciones se cumplan!

Impulso de Oración No. 3: Fe

“Por nuestra fe en Cristo tenemos la libertad de presentarnos ante Dios con plena confianza para hablar con él”. – Efesios 3:12.

La fe eleva el voltaje simplemente porque nos da la audacia y la confianza para entrar en la presencia de Dios.

Y cuando lleguemos allí, bueno, ¿qué hacemos entonces?

Ciertamente, contemplamos a nuestro Dios y Padre. Lo alabamos, lo adoramos y lo honramos.

Pero mientras estamos allí, los apóstoles nos recuerdan…

  • “Acerquémonos confiadamente al trono de nuestro Dios misericordioso. Allí recibiremos su misericordia y hallaremos gracia para ayudarnos cuando más la necesitemos” (Hebreos 4:16)

  • “En toda oración y ruego, con acción de gracias, sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios” (Filipenses 4:6, NVI)

  • “¿Alguno de ustedes está enfermo? Debe llamar a los ancianos de la iglesia para que vengan y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Tal oración ofrecida con fe sanará a los enfermos, y el Señor los sanará a ustedes” (Santiago 5:14-15).

Esos son algunos recordatorios claves de que la oración cambia las cosas, y la FE es lo que hace que sucedan. La fe es lo que impulsa nuestras oraciones.

Impulso de Oración No. 4: Perdón

“La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si ha pecado, su pecado se le perdonará”. – Santiago 5:15, (NVI).

Hay un vínculo fundamental entre la fe y el perdón.

El perdón puede impulsar tus oraciones hacia el cielo, logrando aquello por lo que estás creyendo en Dios; mientras que la falta de perdón—dejar un problema de pecado sin resolver (ya sea por no confesar el tuyo o por no perdonar el de otra persona)—hará que tus peticiones caigan de vuelta a la tierra, sin ninguna esperanza de despegar realmente.

Un día, la habitación se puso realmente incómoda cuando Jesús presionó a algunos eruditos religiosos sobre este mismo tema. Los puso a prueba preguntando…

“¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados te son perdonados’ o ‘¡Levántate y anda!’?” (Mateo 9:5, TPT).

Se quedaron sin palabras, especialmente cuando Él siguió adelante y sanó al hombre al que se refería. Su punto: se necesita tanta fe (y autoridad) para perdonar a alguien como para que sea sanado.

El apóstol Santiago llevó esa revelación al siguiente nivel al decirnos que…

“Confesaos vuestros pecados unos a otros y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración ferviente del justo tiene gran poder y produce resultados maravillosos” (Santiago 5:16).

Por lo tanto, debemos tener una relación correcta con Dios, y entre nosotros, para evitar que el pecado obstruya nuestras oraciones y obtener las respuestas que estamos buscando.

Impulso de Oración No. 5: Alabanza y Adoración

“Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! ….. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. – Filipenses 4:4, 6 (NVI)

Alabar y adorar a Dios es oración. Es la forma más elevada de oración.

El rey David escribió más canciones sobre Dios que cualquier otra persona que haya vivido. Era un adorador de Dios que se convirtió en un joven guerrero y escribió canciones sobre sus victorias. Sus canciones eran sus oraciones. El libro de los Salmos, el libro más grande de la Biblia, está lleno de canciones de David.

Salmos también contiene dos canciones escritas por Moisés, los Salmos 90 y 91.

En el Salmo 90, Moisés intercede por los israelitas que morían prematuramente antes de llegar a su Tierra Prometida. Su pecado contra Dios mientras cruzaban el desierto estaba acabando con sus vidas.

En el Salmo 91, sin embargo, Moisés convierte su oración de intercesión en una oración de alabanza y adoración…

“Esto declaro acerca del SEÑOR: El solo es mi refugio, mi lugar seguro; él es mi Dios, y en él confío” (Salmo 91:16).

Cuando Moisés termina su canción, Dios se une y dice: “Yo rescataré a los que me aman. Protegeré a los que confían en mi nombre. Cuando me llamen, responderé…” (versículos 14-15).

Entonces, esencialmente, Moisés cantó el problema, luego cantó la respuesta.

El hermano Copeland cita a Kenneth E. Hagin diciendo: “Si alabas a Dios lo suficiente, vendrá sobre tí la gloria de Dios, cuando esto suceda, seguirán los milagros, señales y prodigios”.

El hermano Hagin llamó a esto la “la sanidad de alabanza” porque, más de una vez en su vida, fue sanado mientras alababa a Dios. El hermano Copeland ha experimentado esos mismos tipos de sanidades, y tu también puedes hacerlo cuando agregas alabanza y adoración a tu vida de oración.

Refuerzo de Oración No. 6: Armas

“pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo”. – 2 Corintios 10:3-5, (NVI).

Tenemos armas, cargadas de poder divino, que garantizan resultados específicamente en la oración. Estas armas incluyen:

  • El Nombre de Jesús (Juan 14:13-14)

  • La Palabra de Dios (Juan 15:7)

  • Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra confesión (Hebreos 3:1)

  • Jesús, nuestro Abogado (1 Juan 2:1)

  • El Espíritu Santo (Romanos 8:26)

  • La armadura de Dios (Efesios 6:10-17)

  • Orar en lenguas (Efesios 6:18).

Estamos en una guerra, y tus oraciones pueden ser divinamente empoderadas para demoler fortalezas enemigas, argumentos, engaños y cualquier intento de meterse en tu cabeza.

En primer lugar, cuando se trata de guerra espiritual, necesitas saber, realmente saber…

“Dios no es un hombre, así que no miente. No es humano, por lo que no cambia de opinión. ¿Alguna vez habló y no actuó? ¿Alguna vez lo prometió y no lo cumplió?” (Números 23:19).

Una vez más, Jesús hizo algunas promesas de oración serias, pero Dios ha sido fiel en respaldar cada una y cumplirlas.

También debes comprender que una vez que Dios ha liberado Su bendición, no hay nada que el enemigo pueda hacer para revertirla, excepto tratar de convencerte de lo contrario (Números 23:20).

Dios te ha dado un arsenal, una serie de armas espirituales a tu disposición para reforzar la victoria que Jesús ya te ha asegurado. Considéralas un impulso, una ventaja, incluso una ventaja absurda sobre tu enemigo, el diablo.

Entonces, cuando vayas a tu Padre celestial en oración, ve con confianza. Luego, haz lo que recomienda el hermano Copeland: Tómate el tiempo para quedarte quieto y escuchar.

¿Cuál es el próximo paso que el Espíritu Santo te está empujando a dar?

¿Deberías escribir tu petición como un regalo otorgado, convirtiéndola en una declaración de fe e incluyendo algunas escrituras?

¿Necesitas que alguien esté de acuerdo contigo? ¿O hay alguien a quien necesitas perdonar?

Tal vez sientes que debes pasar tiempo con Dios… y adorarlo.

El punto es: escucha, entonces sabrás qué hacer. A medida que des el próximo paso, encontrarás el impulso adicional de oración que necesitas y las respuestas que buscas.