“Padre, te agradezco y te alabo por trasladarme del reino de las tinieblas hacia el
Reino que has preparado para mí. Muchas gracias porque éste es un Reino de misericordia, de gozo, de paz y de abundancia.
Señor Jesús, ahora te traigo mi diezmo. Éste es la primicia de lo que me has dado, y lo siembro en Tu Reino como una semilla de bendición, y quedo a la expectativa de las ricas bendiciones del cielo, a fin de que sean multiplicadas cuando las reciba.
Señor, te agradezco porque haz reprendido a Satanás por mí, y permanezco en mutuo acuerdo con Tu Palabra, la cual declara que él no destruirá mi tierra. Satanás no destruirá mis bendiciones, y no destruirá mi cultivo en el campo. Soy ciudadano de Tu Reino. Y como tal, poseo los derechos y privilegios de un ciudadano de ese reino, y me apodero de ellos. Te agradezco Jesús, ¡porque los recursos ilimitados del cielo me pertenecen en Tu nombre!”. Amén.
Referencias bíblicas: Deuteronomio 28; Colosenses 1:13; Lucas 6:38.