Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, literalmente nos convertimos en hijos de Dios, y en nuevas criaturas en Cristo (Romanos 8:14-17; 2 Corintios 5:17). A todos juntos, se nos llama: “La Iglesia” (Mateo 16:18).
A la Iglesia se le compara con muchas cosas, por ejemplo: Un ejército de soldados, las ramas de un árbol, la novia, una esposa y el Cuerpo de Cristo (2 Timoteo 2:3-4; Juan 15:5; Mateo 25:1-13; Efesios 5:21-33; Romanos 12:5; Efesios 4:11-13). Aunque no todas estas comparaciones son literales, todas contienen algo valioso que enseñarnos acerca del papel que desempeñamos como cristianos.
Con respecto a la comparación de que somos el Cuerpo de Cristo, la esposa o la novia; podemos decir que somos comparados con todo eso. Debemos vivir como el Cuerpo de Cristo en la Tierra. Necesitamos entregarnos a Jesús como una esposa se entrega a su amado esposo. Y debemos estar listos para la Venida de Jesús como una novia espera su boda.