No. Dios desea que seas gobernado por Su Espíritu de paz, y no de temor (2 Timoteo 1:7). Este hecho está enfatizado en 1 Juan 4:18: «En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. Por lo tanto, el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor».
Dios te ama a ti y a tu cónyuge, y el plan que Él tiene para ustedes es que vivan de manera victoriosa. Sin embargo, para alcanzar la victoria debemos actuar de la misma forma que el amor actúa (1 Corintios 13). En una relación, donde una persona no quiere actuar de acuerdo con el amor, la otra persona debe seguir la dirección del Espíritu Santo para tomar la decisión correcta (Proverbios 3:5-6).
Dios no quiere que nadie permanezca en una situación de violencia. Si la otra persona está actuando con enojo y con violencia, y estás en peligro físico; no tienes que permanecer en esa relación para probar tu fe. Algunas veces, es necesario que te dirijas a un lugar seguro, hasta que la otra persona haya tomado el control de sus emociones y puedan arreglar el problema de forma pacífica.
Como creyente, ¡puedes tomar autoridad sobre el diablo y sus intentos de meterte en contienda y destruir tu matrimonio! En Romanos 2:4, dice que Su: «…benignidad busca llevarte al arrepentimiento». Lo que impactará en realidad la vida de tu cónyuge, es el amor puro de Dios.
Uno de los actos más grandes del amor, es la intercesión. Tu cónyuge es una persona con libre albedrío, y tiene la libertad de escoger. Sin embargo, cuando tu permaneces fundamentado en la Palabra de Dios, haces que el poder de Dios se ponga a disposición de él o ella, y así puedan tomar la decisión correcta (Santiago 5:16). Puedes basarte en Efesios 1:17-20, para orar por tu cónyuge. Recuerda, la Palabra de Dios siempre prospera a donde es enviada (Isaías 55:11).