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Pregunta del día

diciembre 20

Cuando hablamos de sembrar y cosechar, ¿cuál es la semilla?

En lo primero que pensamos cuando escuchamos la frase “tiempo de sembrar y cosechar”, es en la agricultura. Y es lo primero que viene a nuestra mente cuando leímos por primera vez acerca de este tema en Génesis 8:22, en donde encontramos la siguiente promesa: «Mientras la tierra permanezca, no faltarán la sementera y la siega, ni el frio y el calor, ni el verano y el invierno, ni el día y la noche».

Sin embargo, no tenemos que esperar mucho tiempo para ver como el principio de la siembra y la cosecha o de “sembrar y segar”, se aplique en cada área de nuestra vida. La ley de la siembra y la cosecha es un proceso establecido por Dios, el cual siempre existirá mientras estemos en la Tierra.

Veamos un ejemplo de esto en Gálatas 6:7-9. En estos versículos, la ley se aplica a las consecuencias y a las recompensas de las decisiones que una persona toma en la vida: «No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra. Los que viven sólo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna. Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos» (NTV).

Observa que en esos versículos se habla acerca de las semillas que son sembradas en las diferentes áreas de la vida, ya sea en lo financiero y en lo social, o de los que siembran y cosechan de su propia naturaleza de pecado, y los que siembran para el Espíritu. Las buenas nuevas del evangelio nos dicen que por medio de Cristo, la recompensa (o cosecha) de nuestro pecado puede ser lavado con Su sangre; y gracias a ello, podemos disfrutar de una vida de abundancia que nunca terminará: «Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor» (Romanos 6:23, NTV).

El plan de Dios, consiste en proveerte buena semilla para sembrar. Y en 2 Corintios 9:8-11, dice que Dios es quien le provee la semilla al sembrador. Su plan no es sólo suplir nuestras necesidades, sino que tengamos lo suficiente en abundancia para sembrar para toda buena obra.

Te animamos a creer que el Señor te dará buena semilla para sembrar; no importa si necesitas una semilla financiera, una palabra amable, un regalo de servicio o un acto de obediencia. ¡Dios multiplicará la semilla que siembres! Jesús manifestó en Lucas 6:38: «Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio» (NTV).