Leamos Proverbios 3:9: «Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos». Eso quiere decir que el diezmo debe darse de los primeros frutos, de la cantidad total de tu cheque antes de que se hagan las deducciones de los impuestos (Deuteronomio 26).
Cuando des el diezmo de tu salario, debes dar lo que recibes de la cantidad de ingreso antes de que se hagan las deducciones y los impuestos; de esa forma estás reconociendo a Jesús como el Señor de todo tu dinero –aún del dinero que va hacia el gobierno-. El dinero que utilizas para pagar los impuestos, se convierte en algo más que dólares y centavos; pues se convierte en una semilla bendecida que inviertes en tu gobierno.
Al diezmar de tu salario bruto, también le abres la puerta a Jesús mismo para que te ayude a suplir tus necesidades de impuestos. Desde hace muchos años, cuando Gloria y yo comenzamos a diezmar de esa forma, hemos tenido más que suficiente para pagar nuestros impuestos cuando es tiempo de pagarlos.