«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos
para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta
que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,
a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo»
(Efesios 4:11-13).
Si queremos vivir en amor, debemos mantener nuestro espíritu fuerte, y de continuo, nutrir nuestro corazón con la PALABRA de Dios. Pues de la misma manera que nuestra fuerza natural se agota cuando nos esforzamos físicamente, también cuando nos esforzamos espiritualmente al vivir en amor (¡y sí que se toma un verdadero esfuerzo espiritual hacerlo!), nuestra fuerza espiritual se agota. Por consiguiente, debemos alimentarlo de forma continua con la PALABRA de Dios.
Por supuesto, una de las formas de hacerlo, es invirtiendo tiempo a solas leyendo la PALABRA. No tenemos que esperar que alguien más nos anime, pues podemos sumergirnos en ella sin la ayuda de nadie.
Sin embargo, también es importante para nosotros, asistir a un lugar donde podamos escuchar a alguien que ha sido llamado y ungido por Dios a enseñar y a predicar Su PALABRA. Al recibir la PALABRA de esa manera, estamos recibiendo una unción e impartición extra. Esa unción destruirá algunos de los pensamientos confusos que antes teníamos, y alineará y renovará nuestra mente. La unción que Dios le ha dado a ese ministro, añadirá algo más a nuestra vida espiritual, la cual no podíamos obtener nosotros solos.
Yo lo he experimentado. Por esa razón, voy a muchos servicios de la iglesia y a Convenciones de creyentes, y también tengo grandes cantidades de CDs y DVDs de enseñanzas en cada una de las habitaciones de mi casa. Algunas veces escucho mensajes que tienen 20 años de antigüedad. Los he escuchado muchas veces, pero cuando los escucho de nuevo, siguen teniendo la misma unción que me fortalece y que me edifica espiritualmente.
Algunas personas no lo comprenden. Piensan que deben escuchar a los ministros predicar la Palabra, a fin de obtener más conocimiento. Pero en realidad, deben escucharlos para obtener revelación. Por ejemplo, usted podría pensar que ya sabe todo acerca del amor. Sin embargo, si escucha a alguien predicar bajo la unción acerca del amor, recibirá más revelación acerca de ese tema. También recibirá más entendimiento y profundidad acerca del amor; y al salir de esa reunión (o al terminar de escuchar esa enseñanza) estará más investido de poder y mejor preparado para vivir en amor que antes.
Así como en Romanos 10:17, se nos enseña: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios». Entonces busque una buena y ungida prédica, y ¡mantenga su espíritu fuerte con un banquete continuo de la PALABRA de Dios!.