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Devocional: Crezcamos de Fe en Fe

Reclame lo que es suyo

Kenneth Copeland
«Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.»
(Hechos 20:32)

Dios lo ama tanto que pagó el más alto precio por usted, no sólo para liberarlo del pecado y de la muerte; sino también para que disfrute de la plenitud de su herencia en Jesús. El SEÑOR llevó las llagas en Su cuerpo, a fin de que usted recibiera sanidad. Él se hizo pobre para que usted pudiera ser rico. Sufrió el más alto castigo para que usted tuviera paz y plenitud —en espíritu, alma y cuerpo—.

Jesús derramó Su preciosa sangre para ratificar la voluntad y el pacto eterno. La única manera en que podemos manifestarle nuestro amor y nuestro aprecio por Su sacrificio, es recibiendo esa herencia y reclamándola por fe.

En la actualidad, la palabra reclamar ha adquirido mala reputación en algunos círculos. Las personas han criticado a la gente de fe al llamarlos: “La multitud de fe que proclama y demanda”. Cuando somos conscientes de lo que el Padre nos ha heredado y el precio que pagó por esa herencia, estamos siendo mal agradecidos y faltos de amor al ser negligentes e infieles en reclamar nuestra herencia.

A continuación, le ejemplificaré lo que hacemos en realidad cuando no reclamamos nuestra herencia. Imagine una mesa larga y a un juez con un testamento, diciéndole: “Tu padre te dejó una herencia. Las propiedades y los activos descritos en este documento ahora te pertenecen”. Usted primero leería ese documento para saber qué le han heredado. Y luego, realizaría los arreglos necesarios para tomar posesión de todo lo que le pertenece.

Ahora bien, supongamos que después de leer el testamento, alguien entra a la habitación y le dice: “Tomaré las tierras y los edificios que le pertenecían a tu padre, y viviré en la propiedad que él te heredó”. ¿Qué haría usted? Se quedaría sentado y exclamaría: “Bueno, creo que no era la voluntad de mi padre que tuviera esas cosas”.

¡No! Usted permanecería firme y reclamaría lo que le pertenece. Exigiría el cumplimiento de la voluntad de su padre en la cara de ese hombre, y le gritaría: “¡Ladrón, no podrás robarme! Esta tierra me pertenece. Tengo los documentos legales que lo prueban.  Así que, ¡fuera de mi propiedad! ”.

¿Cree que deshonraría a su padre al hacerlo? ¿Cree que estaría actuando de manera arrogante o presuntuosa al demandar lo que le pertenece? ¡Por supuesto que no! Al contrario, estaría honrando la voluntad de su padre. Estaría ratificando sus palabras, y honrando su nombre.

Hacemos lo mismo cuando reclamamos lo que Dios nos ha provisto por medio de Su PALABRA. Al reclamar lo que nos pertenece, y al no permitir que el enemigo nos diga lo contrario; por fe, glorificamos a nuestro Padre. Al reclamar las promesas de nuestro pacto estamos procurando que Él reciba lo que es justo por el precio que pagó: el gozo de ver a Sus hijos disfrutando de la plenitud de su herencia en el nombre de Jesús.

Acerca de:Kenneth Copeland

Kenneth Copeland

Kenneth Copeland es cofundador y presidente de los Ministerios Kenneth Copeland en Fort Worth, Texas, y autor de varios libros entre los cuales se incluyen: LA BENDICIÓN del Señor enriquece y no añade tristeza con ella, y Honor: viviendo en honestidad, verdad e integridad.
Desde 1967, Kenneth ha ministrado el evangelio de Cristo y enseñado la Palabra de Dios como maestro. Adicionalmente, ha grabado discos como cantante y recibido premios por sus álbumes: Only the Redeemed (también nominado al premio Grammy), In His Presence, He Is Jehovah, Just a Closer Walk y Big Band Gospel. Como actor en su papel de Wichita Slim, es coprotagonista de los videos infantiles: The Gunslinger, Covenant Rider, y de la película: The Treasure of Eagle Mountain. Asimismo, personificó el papel de Daniel Lyon en los videos Commander Kellie and the Superkids:™ Armor of Light, y Judgment: The Trial of Commander Kellie. También es coprotagonista en las películas The Rally (estrenada en el 2009) y The Rally 2: Rompiendo la Maldición (estrenada en el 2016), en su papel de padrino hispano.
Con la ayuda de su equipo y oficinas en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Ucrania, Singapur, y la flamante inauguración de la oficina para Latinoamérica en Colombia, Kenneth está cumpliendo su visión de predicar con valentía la Palabra incorruptible de Dios desde la cima más alta hasta el valle más profundo, y en todos los confines de la Tierra. Su ministerio alcanza a millones de personas en el mundo por medio de programas televisivos semanales, revistas, mensajes en audio y video, convenciones y campañas, y a través de la red mundial internet.