«Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo
designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el
mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su
corazón. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová… Noé, varón justo, era
perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé»
(Génesis 6:5-6, 8-9).
Al empezar a comprender cuánto lo ama el Señor, su amor hacia Él se desarrollará de manera natural. Deseará con todas sus fuerzas BENDECIRLO, y hacer todo lo que pueda para expresar su amor y su gratitud a Aquel que dio todo por usted.
Sin embargo, ¿qué le puede ofrecer usted a Dios, quien es el Creador y Dueño de todo? ¿Cómo puede BENDECIR a quien es la Fuente de toda BENDICIÓN?
Puede lograrlo por medio de su fe. Puede ser una de esas personas a las que se les llama extrañas, pues honran a Dios al creer en lo que Él dice; y se mantienen firmes en Su PALABRA, incluso cuando las circunstancias de este mundo se ven contradictorias. A pesar de las burlas del diablo, y las críticas de los escépticos, este tipo de personas afirman: “Creo en mi Padre celestial. ¡Tengo Su PALABRA y me aferraré a ésta; pues confiaré en ella sin importar las circunstancias!”.
De esa manera actuaba Noé. Nadie había visto llover, cuando Dios le dijo que se aproximaba un diluvio, y le ordenó a Noé que construyera el Arca. La tierra se regaba con aguas subterráneas. Por consiguiente, cuando Noé comenzó a predicar acerca del Diluvio que se aproximaba, y que la única forma de sobrevivir ante esa catástrofe, era construyendo un barco del tamaño de un campo de fútbol; sin duda la gente se burló de él. Y es muy probable que hasta le hayan puesto por sobre nombre: “anciano loco”, y que lo hayan etiquetado de extremista.
Transcurrían los años, y Noé seguía construyendo el arca. Tal vez no habían nubes que anunciaran una tormenta en el cielo, —tampoco señales climáticas de lo que Dios había dicho que ocurriría—. Sin embargo, eso no desmotivó a Noé. Él siguió creyendo y obedeciendo a Dios, aun cuando el resto del mundo no creyó. Cuando el Diluvio llegó, Noé y su familia ¡estuvieron a salvo en el Arca!
Si en realidad ama al SEÑOR, vivirá de esa manera. Cuando descubra algo en Su PALABRA, estará dispuesto a obedecer en fe. Por ejemplo, al leer que Dios ama al dador alegre, al generoso, al dadivoso y lo recompensa con abundancia; usted no dejará de dar sólo porque el balance de su cuenta bancaria no aumentó de la noche a la mañana. Se mantendrá actuando conforme a la PALABRA y confiando en el SEÑOR. Y lo hará porque lo ama, porque cree en Él y porque Dios desea BENDECIRLO.
Al Señor le agrada esa actitud de obediencia, pues en la Biblia se nos enseña que Sus ojos buscan por toda la Tierra a alguien que le obedezca. Dios vio ese tipo de actitud en Noé y si usted en realidad ama al SEÑOR, ¡Él también encontrará esa actitud de obediencia en usted!