«Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la PALABRA, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.»
(Marcos 4:16-17)
Una vez que la PALABRA del amor de Dios haya sido sembrada en su corazón; el diablo tratará de usar la maldad y la intolerancia de las personas para robársela. El enemigo enviará a alguien para hacerle comentarios desagradables acerca de su nacionalidad o el color de su piel. Enviará a algún pobre ignorante con prejuicios en contra de su género, de su iglesia o de su árbol genealógico. Y si usted no está atento, tomará ese prejuicio de manera personal. Si lo acepta, será presionado a sentirse molesto y amargado contra esa persona, o incluso contra el grupo de personas a las que representa.
Y usted se ofenderá.
Quizá alguien argumente: “No puedo evitar ofenderme por las personas con prejuicios”.
Si usted vive en amor, por supuesto que puede; pues en la Biblia se nos enseña que el amor no le presta atención al mal sufrido. El amor no se ofende.
Eso no significa que usted está de acuerdo con el prejuicio. Ni que no pueda debatir esos comentarios ni hablar en contra de ellos. Sin embargo, tampoco quiere decir que lo tome de manera personal, y se moleste con las personas. No permita que sus prejuicios sean una excusa para actuar o hablar mal de esas personas.
La ofensa no es nada más que una señal de temor. Si se siente ofendido, es porque tiene temor a que esa persona pueda perjudicarlo de alguna manera. Y teme que le roben su seguridad, su prosperidad o su promoción.
Las personas creen que eso causa el prejuicio. Y en general, están en lo cierto. Sin embargo, el hecho es que el prejuicio nunca ha podido dañar, ni evitar que los hijos de Dios vivan en fe, y disfruten de LA BENDICIÓN. Ni el más grande prejuicioso del mundo jamás ha impedido que Dios promueva y prospere a Su pueblo.
Si el prejuicio prevaleciera sobre LA BENDICIÓN, la posición social de José, como esclavo, hubiera evitado que alcanzará el poder en Egipto. La nacionalidad de Daniel habría sido un impedimento, para que él obtuviera el puesto como gobernador de Babilonia. El género de Débora hubiera sido un problema, para que fuera jueza de Israel. La genealogía de Gedeón habría sido un obstáculo, para ser un hombre esforzado y valiente.
Podría mencionarle más casos. La Biblia está llena de ejemplos donde LA BENDICIÓN promovió y prosperó a personas, a pesar de que el prejuicio estaba a la orden del día. Y describe a un gran número de personas que vivieron en amor, incluso en las situaciones más precarias. Y a través de la fe en Dios, triunfaron sobre el prejuicio humano.