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¿BIENVENIDO A LA FAMILIA!

noviembre 2020

Apreciado(a) Colaborador(a),

Sentado esta mañana mientras oraba sobre qué escribirte, la palabra del SEÑOR vino a mí diciéndome: Diles que los amo. Diles que los necesito. Nosotros [no “ustedes”; Él Mismo se incluyó] somos ​​la familia más victoriosa, tanto en el cielo como en la tierra. Diles que Me regocijo con ellos. ¡Diles que se regocijen conmigo porque todo estará bien en el hogar de la fe!

Una de las cosas que me llena de gozo particularmente es el hecho de que finalmente puedo sentarme en mi escritorio a escribir y mirar los rostros de mis colaboradores. ¡GLORIA A DIOS! ¡Les escribo mientras observo sus rostros! En mi computador puedo apreciar las fotos de mi familia sanguínea y en un monitor gigante de 85 pulgadas las distintas imágenes de nuestra familia de colaboradores. Esta es la primera carta que escribo en todos estos años en la que puedo hacerlo.

Mis colaboradores siempre han sido algo muy especial para mí, pero realmente no tengo palabras para describir esta nueva experiencia. ¡Tú me ves en la pantalla del televisor, pero ahora
YO TE ESTOY VIENDO A TI! Si no nos has enviado tu foto —no al equipo, sino a mí—, por favor hazlo.

Bueno, vayamos al grano. Tú y yo somos ciudadanos de dos mundos. ¿Recuerdas lo que Jesús oró esa noche al finalizar la cena del pacto en Juan 17? Comencemos con el versículo 20: «Pero no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.»

Jesús no solo estaba orando por los 12 discípulos, sino también por nosotros . Ahora retrocedamos al versículo 16: «Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.»

Ahora, ¿qué significado tiene esta revelación para ti y para mí, y para cada creyente nacido de nuevo? El Espíritu Santo, a través del apóstol Pablo, nos lo ha dejado muy claro en Efesios 2:3-6, Biblia Amplificada, Edición Clásica (AMPC):
3 …Éramos entonces por naturaleza hijos de la ira [de Dios] y herederos de [Su] indignación, como el resto de la humanidad.
4 Pero Dios, ¡tan rico es en Su misericordia! A causa de y para satisfacer ese amor tan grande, maravilloso e intenso con el que nos amó,
5 incluso cuando estábamos muertos (sacrificados) por [nuestros propios] defectos y transgresiones, Él nos dio vida juntos en comunión y unión con Cristo; [nos entregó la vida de Cristo, la misma vida nueva con la que lo vivificó a Él, porque] es por gracia (Su favor y misericordia inmerecidos) que somos salvos (libres del juicio y hechos partícipes de la salvación de Cristo).
6 Y nos levantó junto con él e hizo que nos sentáramos juntos dándonos un puesto que compartimos con Él en la esfera celestial [en virtud de nuestra residencia] en Cristo Jesús (el Mesías, el Ungido).

Cada vez que leo el versículo 4, saltan hacia mí las palabras: “ ¡PERO DIOS! ”. Oh, gloria a Su maravilloso Nombre. “ Pero DIOS ”. ¡Amén!

Nací el 6 de diciembre de 1936 en Lubbock, Texas. Seis semanas después nos mudamos a Abilene, Texas. Haber nacido en este país me hizo un ciudadano de los Estados Unidos. Luego, 26 años más tarde, minutos antes de las 8 p.m., en North Little Rock, Arkansas, nací de nuevo. Esa vez nací de lo alto. Mi hombre interior, mi espíritu, el verdadero yo, se convirtió en un ciudadano del cielo. De hecho, nací en una nueva familia — una familia de la realeza. Te lo demostraré. ¡Sonríe ahora mismo porque eres de sangre real! Leamos y regocijémonos como el SEÑOR nos instruyó hacerlo esta mañana.

Mira Apocalipsis 1:5-6 (JBS):
5 “Y de Jesús el Cristo, el testigo fiel, el Primogénito de los muertos, y Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre,
6 y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre: a él sea gloria e imperio para siempre jamás. Amén.”

Jesús nos hizo reyes y sacerdotes para Su DIOS y Padre. ¡Te lo dije! ¿Todavía sigues en silencio? Bueno, espera. Mira el capítulo 5, versículo 9: “cantaban un NUEVO CÁNTICO ”. Ahora lee el resto. Especialmente el versículo 10:

9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste muerto, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos en la tierra.

Nosotros reinaremos en la tierra. Ahora bien, como si eso no fuera suficiente, afirmémoslo en Romanos 5:17 (AMPC):
17 Porque si por la transgresión de un hombre (lapso, ofensa) reinó la muerte a través de él, con seguridad mucho más los que reciben la gracia desbordante [de Dios] (Su favor inmerecido) y el don gratuito de la justicia [justificándolos delante de Él Mismo] reinarán como reyes en vida a través de un solo Hombre Jesucristo (el Mesías, el Ungido).

Una palabra que resume todo lo que le sucedió a Gloria el 19 de octubre de 1962, y luego a mí dos semanas después está en Colosenses 1:13 (AMPC) que dice: «[El Padre] nos ha librado y atraído hacia Él sacándonos del control y el dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino del Hijo de Su Amor».

Hace cincuenta y ocho años nuestro grandioso Padre nos libró del reino de las tinieblas. Nos libró completamente del dios de este mundo y nos elevó a lugares celestiales. Estamos sentados a la mano derecha de Jesús, el lugar de autoridad, como coherederos con Él, en EL REINO DEL HIJO de ¡Su Amor! Somos fuertes EN ÉL. ÉL es el Rey de reyes. Esa frase lo aclara muy bien. Tú y yo somos reyes sobre los que Él reina. Ahora puedes ver por qué no solo lo necesitamos a Él, sino que Él nos necesita.

Leamos lo que dijo Jesús en Lucas 19:12-13:
12 Jesús les dijo: «Un hombre de alto rango se fue a un país lejano, para recibir un reino y luego volver.
13 Antes de partir, llamó a diez de sus siervos, les dio una buena cantidad de dinero, y les dijo: “Hagan negocio con este dinero, hasta que yo vuelva.”

Nosotros, que todavía estamos en la tierra, somos la fuerza de ocupación, o el ejército de Dios. Todos los robos, la matanza y la destrucción que sucede en este momento es promovida por el diablo y sus fuerzas invisibles que trabajan e impulsan a otros a hacer su malvada voluntad. Sin embargo, ¡él es un enemigo derrotado! Primero utilizó el COVID-19 como un arma en todo el mundo. Después, demasiados “reyes” quitaron sus ojos de La PALABRA y se pegaron a las malas noticias que la televisión difundía sobre el virus. El miedo se introdujo por el oír, y el oír por el miedo a la escasez, la enfermedad e incluso una eventual muerte. Nosotros le dedicamos el tiempo suficiente para descubrir qué era, y luego fuimos a Deuteronomio 28:22 y aprendimos que la fiebre y la inflamación son parte de la maldición de la Ley. Luego, en el versículo 61, la PALABRA de Dios declara que toda enfermedad y toda PLAGA, incluso aquella que no está escrita en el Libro de la Ley está bajo la maldición. Luego, nos AFERRAMOS a Gálatas 3:13-14, donde el Apóstol Pablo, el más grande erudito de la Ley además de Jesús, dijo:

13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»),
14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los no judíos, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.

Ahora, ¡ahí mismo está la vacuna del Espíritu Santo contra la gripe! No estoy diciéndote que no te pongas la vacuna natural en caso de necesitarla. Lo que te estoy diciendo es que te inyectes esta primero . Después, si recibes la vacuna natural, hazlo con fe . No hagas nada sin usar tu fe. Oras por tu comida con fe. Ora por tu vacuna en fe. NO HAGAS NADA sin fe. Romanos 14:23 lo confirma:

23 Pero el que duda al respecto, es condenado si come porque no lo hace con fe. Pues todo lo que no proviene de fe es pecado.

Mientras siembras tu semilla de BENDICIÓN este mes, terminemos lo que comenzamos en Apocalipsis 5:10, y lee los versículos 12-13 en la Biblia Amplificada (AMPC).

12 Diciendo en voz alta: Merecedor es el Cordero que fue sacrificado, de recibir todo el poder y las riquezas y la sabiduría y el poder y la fuerza y la majestad (la gloria, el esplendor) ¡y la bendición!
13 Y oí todo lo creado en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra [en Hades, el lugar de los espíritus difuntos] y en el mar y todo lo que hay en él, clamando juntos, A Aquel que está sentado en el trono y al Cordero sean atribuidas la bendición y el honor y la majestad (la gloria, el esplendor) y el poder (la fuerza y el dominio) ¡por los siglos de los siglos (por las eternidades de las eternidades)!

TODA BENDICIÓN , HONOR, GLORIA Y PODER sean a Aquel que se sienta EN EL TRONO [presta atención ahora] Y AL CORDERO . Estamos sentados allí mismo con Él según el versículo 10. La palabra griega traducida como poder también se traduce como dominio . Eres un rey con dominio sobre todos los problemas que el diablo ha causado a través del COVID-19. Esa es la parte final del libro. ¡GANAMOS!

Tú eres un rey. Levántate y ejerce tu dominio sobre las fuerzas de la escasez. Revístete de la poderosa armadura de guerra de Dios (Efesios 6:11-18), y mantente firme en tu posición contra las estratagemas del diablo.

Ahora mira Apocalipsis 7:11 de la AMPC:
11 Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y alrededor de los ancianos [del Sanedrín celestial] y los cuatro seres vivientes, y cayeron postrados ante el trono y adoraron a Dios.

Ahora, lee los versículos 14-15 del mismo capítulo:
14 Le respondí: Señor, tú sabes. Y me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación (persecución), y han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero.
15 Por eso están [ahora] ante el [mismo] trono de Dios y le sirven día y noche en Su santuario (Su templo); y Aquel que está sentado en el trono protegerá y extenderá Su tabernáculo sobre ellos y los protegerá con Su presencia.

Y si eso no fuera suficiente, lee el versículo 16: No tendrán más hambre , ni más sed; ni los herirá el sol, ni ningún calor abrasador.

¿No es maravilloso? Especialmente cuando se trata de problemas económicos. Todo esto, sin embargo, depende de una cosa: LA FE.
Bueno, ahí lo tienes. Lee y estudia todos estos versículos con atención.
Como siempre, me despido con estas palabras: te amamos y oramos por ti todos los días.

¡Jesús es el SEÑOR!

P.D. ¡SIÉMBRALA DE NUEVO! Sé una bendición. Regálale esta carta a un familiar o a un amigo