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Relaciones

¿Cómo puedo mantener una buena relación con una persona que es difícil de tratar?

Dale el primer lugar a Dios en todo lo que emprendas. A medida que lo busques, y lo encuentres, todas tus relaciones interpersonales serán puestas en perspectiva y comenzarán a alinearse. Podrás creer en lo mejor de Dios para la restauración y edificación de tus relaciones… y recibirlo hoy mismo. El deseo de Dios es que nos honremos los unos a otros. Cuando no obedecemos ese mandato, puede afectar a todos los involucrados. En Romanos 12:10, leemos: «Amémonos unos a otros con amor fraternal; respetemos y mostremos diferencia hacia los demás». No deberíamos amarnos unos a otros, tomando como base si merecemos o no ser amados. Sino que debemos amarnos los unos a otros porque somos nacidos de Dios.Si Dios nos ha honrado con Su Vida, Su nombre y Su Espíritu, ¿Cómo no obedecerle? Dios es el único que tiene derecho a juzgar, nosotros no. No importa si pensamos que la otra persona está haciendo mal o bien. Eso no nos incumbe. ¿Entonces, a quién le compete hacerlo? A Dios.En realidad, no hay ningún cambio cuando nos juzgamos los unos a los otros —si pensamos si está actuando bien o mal—. Lo que sí debemos hacer es batallar con nuestra propia conducta, la cual es regulada por nuestra relación con Dios. En Santiago 3:16, vemos que en donde hay envidias y contiendas hay confusión y toda clase de mal. Permitir que la contienda entre sin que nos demos cuenta, le abre la puerta a toda clase de mal. Las palabras ásperas y de crítica, en realidad no son edificantes y agraciadas. Leamos Efesios 5:4: «Tampoco digan obscenidades, ni tonterías ni palabras groseras. Eso no es conveniente, En vez de eso, den gracias a Dios». No puedes expresar palabras ásperas, y al mismo tiempo darle gracias a Dios.No puedes criticar a las personas que te rodean, si tienes una actitud de agradecimiento hacia ellas. Cuando alguien se te atraviese de repente en su automóvil, en lugar de dejar que tu boca se llene de malas palabras, llénala con alabanza a Dios. Pídele al Señor que te muestre cómo honrar a los demás y a vivir de manera honrada. A medida que desarrolles esa virtud, y honres a Dios en tu vida, la honra comenzará a obrar en tu corazón, luego en el trayecto de tu vida y por último en tus relaciones. Sólo cumple tu parte, y Dios cumplirá la Suya. Cuando una persona sin amor trate de provocar contienda en tu vida, recuerda: Tú no fuiste provocado. Y en lugar de tomar venganza, permite que el amor salga de tu boca.