«Y la paz (la armonía del alma, que emana) de Cristo gobierne (actúe como árbitro continuamente) en sus corazones [decidiendo y estableciendo con determinación todas las preguntas que puedan surgir en sus mentes…]. Y siendo agradecidos (con aprecio) [dándole siempre alabanza a Dios]».
(Colosenses 3:15; AMP)
¿Has estado orando para que el Señor te muestre si lo que quieres hacer está de acuerdo con la voluntad de Dios? Deja que la paz de Cristo sea tu guía y te ayude a encontrar la solución. Si empiezas a llevar a cabo lo que tienes pensado hacer, pero no tienes paz al respecto, desiste de tus planes.
Sin embargo, recuerda que debes ser sensible y poner atención al consejo del Espíritu Santo. Él pondrá sutilmente paz o intranquilidad en tu corazón. No te quedes esperando a que el Señor se te aparezca una mañana, te saque de la cama y te diga qué debes hacer. Él, por lo general, no te hablará de esa forma. Su método principal de comunicación es por medio de lo que la Biblia llama: el testigo interno.
Por eso, es necesario que estés siempre atento. No puedes darte el lujo de estar siempre ocupado en las cosas del mundo. Debes apartar tiempo para el Señor y prestarle atención.
Otro aspecto del cual debes cuidarte es de la contienda. Si estás irritado y molesto por asuntos cotidianos, te será muy difícil discernir el consejo y la voz apacible del Espíritu Santo. Por lo tanto, pon en práctica lo que el versículo citado arriba dice hacia el final: “Se agradecido, con aprecio, dándole siempre alabanza a Dios”. Mantén un corazón lleno de gratitud; te será mucho más fácil oír “al árbitro de la paz” cuando Él haga un llamado.
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