La hipnosis es una práctica mundana, la cual fue desarrollada a través de los años como una forma de tratamiento médico. Recientemente ha sido adoptada en la cultura occidental como un medio aceptable de tratamiento para enfermedades mentales y físicas. Sin embargo, Dios no obra de esa forma.

Dios quiere tratar con el ser humano a un nivel en donde él esté consciente, y no a un nivel en donde sólo trate con su subconsciente. Cada vez que una persona somete su voluntad al poder de otra, su estado de ánimo se vuelve incontrolable; y eso es contrario a la autoridad del hombre dada por Dios.

En el diccionario Webster, encontramos que la palabra hipnosis, se deriva del griego hypnos, el nombre del dios griego del sueño. Esto nos lleva a leer a Deuteronomio 18:10-12, en donde Dios le da instrucciones a la nación hebrea por medio de la boca de Moisés: «Que no haya en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni nadie que practique la adivinación, ni sea agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni nadie que consulte a los muertos. Al Señor le repugnan todos lo que hacen estas cosas, y precisamente por estos actos repugnantes el Señor tu Dios va a expulsar de tu presencia a estas naciones».