En Romanos 13:1-5, dice que aquellos que están en autoridad civil son ministros establecidos por Dios para nuestro bien. Para aquellos que acatan y obedecen a las autoridades y a la ley, la ley actuará a su favor. Pero para quienes se revelen contra la ley y resistan esa autoridad, les espera juicio. Desobedecer la ley, les permite a aquellos que ocupan puestos de autoridad tener el derecho de ejecutar un juicio.
Pablo hace la aclaración de que no existe autoridad, excepto la que Dios designó, y las autoridades que existen, han sido establecidas por Dios para permitirnos disfrutar una vida tranquila y pacífica. La ley es buena cuando se utiliza cuidadosamente para proteger al justo de los anárquicos y desobedientes. El gobierno romano (el sistema del mundo) utilizó la pena de muerte. En Lucas 23:33, 93-41, dice que los malhechores que crucificaron a Jesús, estaban en la misma condenación, que de manera justa recibieron la recompensa de sus hechos. Pero Jesús fue crucificado de manera injusta por hacer algo que no era incorrecto.
En tanto existan personas impías e irracionales influenciados por el diablo, el sistema legal y el orden del mundo continuarán teniendo la pena de muerte como opción.