«Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.»
(Isaías 10:27)
Jesús es el Cristo. La palabra griega Cristo significa: el Ungido. Y debido a que en Isaías 10:27, se nos declara que el yugo del diablo se destruye mediante la unción; entonces no debemos correr asustados cuando el enemigo venga en contra nuestra, en contra de nuestros seres queridos, o de nuestra nación. Nosotros lo podemos hacer huir por medio de la sangre del Cordero, la Palabra de nuestro testimonio y la unción de Jesús, la cual ¡rompe yugos!
Eso es lo que Jesús espera que hagamos. Él ya solucionó mediante Su crucifixión, Su resurrección y al ser glorificado al sentarse a la diestra del Padre, todos los problemas que pudieran afectar a la humanidad. Él venció los principados y las potestades de las tinieblas. El Señor triunfó sobre ellos, y los exhibió públicamente (Colosenses 2:15). Jesús despojó al diablo de todo el poder que éste tenía.
Jesús ya cumplió Su parte, Él recuperó la autoridad que el diablo tenía sobre la Tierra, y nos la concedió a nosotros. Un poco antes de ascender al cielo, Él declaró: «…toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id…» (Mateo 28:18-19). Él nos delegó Su poder y Su autoridad —a Su Iglesia— y después: «…habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies» (Hebreos 10:12-13).
Él desea que permanezcamos firmes en medio de las tormentas de la vida, confesando palabras llenas de fe. También quiere que veamos a la enfermedad, a la escasez y al terror de frente, y que les digamos: Pónganse debajo de mis pies, en el nombre de Jesús.
Es posible que hoy no sienta la fuerza para hacerlo, pues está enfrentando la dificultad más grande de su vida, y es probable que ésta sea realmente dura en este momento. No obstante, sin importar cómo se sienta, si es una persona nacida de nuevo, usted puede superarlo; pues en la Biblia se declara: «Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe» (1 Juan 5:4).
Usted ha sido destinado para vencer. Si usted ha nacido de nuevo cuenta con la unción —del Ungido—, la cual habita en su interior. Por tanto, ¡debe agitar esa unción! Permanezca firme en medio de la tormenta, háblele con todo el poder y la autoridad que se le ha dado. Si usted lo hace, controlará la tormenta y ¡hará huir al diablo!