«Aunque mi padre y mi madre me dejaren, con todo el SEÑOR me levantará [me adoptará como Su hijo]…. [Qué, habría sido de mí] si yo no hubiera creído que vería la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes.»
(Salmos 27:10, 13, AMP)
Algunas veces se nos dificulta amar a los demás, y esto se debe a que no nos sentimos amados. Quizá nos hayamos sentido traicionados o rechazados a una temprana edad, por los que supuestamente tuvieron que habernos amado más. Entonces, en vez de amar a las personas como deberíamos, las alejamos de nosotros; a fin de poder protegernos para no ser lastimados una vez más.
¿Cómo podemos vencer ese temor?
Atreviéndonos a creer que el amor de Dios por nosotros, es más que suficiente para quitar el dolor del pasado. Y que Su amor es lo suficientemente ancho, profundo y alto, para suplir nuestras necesidades. Nos levantará, cuando los demás nos abandonen, y nos aceptará y nos cuidará cuando los demás nos rechacen. Si nos atrevemos a creer en Él sin importar las experiencias que hayamos tenido en el pasado, Dios suplirá todo lo que nos haga falta; y nos bendecirá más allá de nuestros más grandes sueños.
En lo personal, puedo testificar qué tan cierta es esta verdad. Cuando por primera vez aprendí acerca del amor y de la bondad de Dios, mi vida era un completo desastre, y muy a menudo me preguntaba: ¿Qué sería de mí, si no hubiera creído en la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes?
Probablemente, no estuviera viva ahora. La verdad, no estaría disfrutando de LA BENDICIÓN como la estoy disfrutando hoy en día. A través de los años, y mientras más continúo creyéndole a Dios, he visto cómo la evidencia de Su amor continúa creciendo, hasta que me cubre por completo.
Mientras más conozco la misericordia del SEÑOR, más creo que la única razón por la que Dios quiere que le demos nuestra vida, es para que Él pueda derramar Su BENDICIÓN ricamente y sin reservas sobre nosotros. Dios desea que seamos tan bendecidos que a donde quiera que vayamos, nos encontremos con la manifestación de Su amor.
Sé que suena demasiado bueno para ser verdad, pero si usted lo analiza, el mismo Jesús parece demasiado bueno para ser cierto. El hecho de que Dios lo haya enviado, a fin de pagar el precio por nuestros pecados, suena muy bueno para ser verdad. Pero así fue: «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?». (Romanos 8:32)
Si a usted lo han rechazado y decepcionado, no deje que esa historia se repita. No permita que su pasado se convierta en su futuro. Descubra lo que la Biblia dice acerca del amor de Dios. Si se atreve a creerlo, su mundo empezará a cambiar de una manera maravillosa. Dentro de poco, usted no sólo verá Su amor en las páginas de su Biblia, sino que lo experimentará todos los días de su vida.